28 septiembre 2012, Rebelión http://www.rebelion.org (México)
Una molestia que genera el recuento de la historia
972mag
Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Los llamamientos a calificar a los judíos de los países árabes como
refugiados fueron silenciados en el pasado por los gobiernos israelíes. El
cambio de política tiene que ver con el reconocimiento relativamente nuevo de
que Israel no será capaz de evadir su responsabilidad de la Nakba. Pero los
líderes de la nueva campaña primero deben aprender la historia de su idea
infundada.
En los tres últimos años, hemos sido testigos de una intensa campaña para lograr el reconocimiento
político y jurídico de los judíos árabes como
"refugiados". El objetivo de esta campaña es crear en la opinión
pública una simetría entre los refugiados palestinos y los judíos
"orientales" que llegaron a Israel en los años 50 y 60, presentando a
ambas poblaciones como víctimas de la guerra de 1948. El Ministerio de
Relaciones Exteriores, bajo la dirección del viceprimerministro Danny Ayalon,
está recogiendo intensamente evidencias que compensarían -como si se tratara de
una ecuación de álgebra- los testimonios de los palestinos con respecto a la
expulsión, saqueos y asesinatos.
Hace un par de años la Knesset aprobó una ley que ordena a todos
los gobiernos israelíes que negocian con los representantes árabes (vale decir
palestinos) que se refieran a los judíos de origen árabe como refugiados. Hace
varias semanas, el Consejo de Seguridad Nacional publicó un artículo
recomendando al gobierno "crear un vínculo entre los refugiados palestinos
y los judíos de origen árabe”. El exjefe de ese organismo, Uzi Arad, lo decidió
tras su nombramiento como director de un equipo especial para alinearse con la
política oficial israelí sobre "los refugiados judíos de los países
árabes".
Arad ha recibido la bendición del Primer Ministro Netanyahu por su
iniciativa. Creó un cuerpo especial dentro del Consejo de Seguridad Nacional y
contó con representantes del Ministerio de Justicia, el Ministerio de Finanzas
y el Ministerio de Relaciones Exteriores en la participación de los debates.
Historiadores, economistas y representantes de organizaciones judías como WOJAC
(Organización Mundial de Judíos de los Países Árabes) y JJAC (Justicia para los
Judíos de los Países Árabes) también fueron invitados. El Consejo recomendó al
Primer Ministro la fabricación de “refugiados judíos” y que convierta las
reclamaciones de compensación en una parte inseparable de las negociaciones
sobre la cuestión de los refugiados palestinos.
En el pasado se hicieron llamamiento a definir a los judíos de los
países árabes como refugiados, pero entonces fueron silenciados por los
gobiernos israelíes. ¿Por qué el cambio de política? En parte debido a un
reconocimiento, relativamente nuevo, de que Israel ya no será capaz de ocultar
su responsabilidad en la Nakba.
El truco contable de la Cancillería traiciona el temor a la demanda
palestina de la indemnización y el retorno, un principio central de las
demandas palestinas. Esto demuestra que Israel reconoce que el paradigma del 67
no pondrá fin al conflicto, debido a su negación de la Nakba. Como resultado de
este reconocimiento, los líderes de la nueva campaña esperan usar a los judíos
orientales para bloquear a los palestinos de llevar a cabo su "derecho de
retorno" y compensar las reclamaciones de indemnización que podrían verse
obligados a pagar por las propiedades palestinas que fueron expropiadas por el
Custodio en Ausencia de Propiedades (la autoridad israelí que confisca y
gestiona propiedades palestinas, sobre todo de bienes raíces). Es una idea
históricamente retorcida, poco inteligente desde una perspectiva política e
injusta desde el punto de vista moral, como demuestra la historia.
Una triste historia para recordar
La campaña por el reconocimiento de los judíos de los países árabes como
refugiados fue lanzada nada menos que por el presidente Bill Clinton en una
entrevista que concedió al canal 1 israelí en julio de 2000. Ehud Barak,
entonces Primer Ministro, anunció este "logro" en una entrevista al
periodista israelí Dan Margalit un mes después.
Hasta entonces, los gobiernos israelíes evitaban reconocer a los judíos
de los países árabes como refugiados. Lo hicieron por: a) temor de que tal
declaración sería despertar lo que Israel había tratado de borrar y olvidar, el
derecho de retorno; b) la preocupación de que los judíos podrían presentar
demandas de indemnización a los países árabes y como resultado provocar
demandas de los palestinos a Israel; y c) tal decisión habría obligado al
Estado a actualizar todos los libros de su historia, formando una nueva
narrativa según la cual los judíos orientales no vinieron a Israel debido al
sionismo, sino contra su voluntad. Cualquier historiador que hiciera esa afirmación
habría sido etiquetado como un "postsionista".
La idea de equiparar a los judíos orientales con los refugiados
palestinos fue elaborada por primera vez por Bobby Brown, asesor del Gobierno
para Asuntos de la Diáspora, y miembros de su oficina, junto con representantes
de organizaciones como el Congreso Judío Mundial, la Federación Mundial
Sefardí, y la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones
Judías Estadounidenses. Avi Beker, el secretario general del Congreso Judío, y
Malcolm Hoenlein, vicepresidente ejecutivo de la Conferencia de Presidentes, el
convencido profesor Ervin Cotler, miembro del Parlamento canadiense y experto
en derecho internacional, invitaron a unirse a la campaña. Se creó una
organización llamada "Justicia para los judíos de los países árabes”. Sin
embargo no logró reunir mucho entusiasmo por la campaña, incluyendo el mundo
judío. La campaña no pudo conseguir una declaración notable de los políticos
israelíes hasta hace poco. Eso no es sorprendente. Esta campaña tiene una
historia triste que se debe interiorizar, porque la historia puede ser muy
útil.
En 1980, se estableció la Organización Mundial de Judíos de los Países
Árabes, WOJAC. Yigal Alon, entonces Ministro de Relaciones Exteriores, temía
que WOJAC sirviera como un invernadero para lo que llamó "la organización
sectorial". Una vez más, WOJAC no se estableció con el fin de ayudar a los
judíos orientales, sino más bien para crear un elemento de disuasión para
bloquear las demandas del movimiento nacional palestino, principalmente la
demanda de compensar a los refugiados y el derecho de retorno. El uso del
término "refugiados" no era desatinado, ya que el término se había
convertido en central en el discurso histórico y en el derecho internacional a
raíz de la Segunda Guerra Mundial. La Resolución 242, aprobada en 1967, se
refirió a una "solución justa del problema de los refugiados" en
Oriente Medio. En la década de 1970, los Estados árabes pidieron que se refiera
específicamente a los "refugiados árabes en el Medio Oriente", pero
el gobierno de los EE.UU., a través del embajador ante la ONU Arthur Goldberg,
se opuso.
En un documento de trabajo preparado en 1977 por Cyrus Vance, entonces
secretario de Estado, antes de una posible reunión de la Conferencia de Ginebra,
escribió acerca de la presión para encontrar una solución al "problema de
los refugiados", sin mencionar a qué refugiados se refería. WOJAC, que
trató de poner en circulación el término "refugiados judíos", había
fracasado. Además de los árabes, muchos judíos sionistas en todo el mundo se
opusieron a la iniciativa. Recomendó a los organizadores de la actual campaña
examinar la estructura de la organización que iba desde el sionismo hasta el
postsionismo en el curso de sus actividades y tomar una página de las leyes
sobre las consecuencias no deseadas de la actuación política.
El pensador detrás de la idea de los "refugiados judíos" en
WOJAC era Ya'akov Meron, el jefe del departamento de asuntos legales árabes en
el Ministerio de Justicia. Meron hizo la conexión más extremista en la tesis en
lo que se refiere a la historia de los judíos de todo el mundo árabe. Afirmó
que los judíos fueron expulsados de los países árabes, en un acto coordinado
con los líderes palestinos, y lo calificó de "limpieza étnica". Meron
se apartó bruscamente de la epopeya sionista según la cual, dijo el dirigente,
produjo términos románticos como "Magic Carpet" [la operación por la
cual los judíos yemenitas fueron trasportados a Israel] o la "Operación
Esdras y Nehemías" [el puente aéreo que trajo a los judíos iraquíes],
suprimiendo el "hecho" de que la salida de los judíos fue el fruto de
una "política árabe de la expulsión”. Con el fin de completar la analogía
entre palestinos y judíos orientales, los integrantes de WOJAC incluso
afirmaron que vivían en campos de refugiados durante la década de 1950 (en
referencia a los campos de tránsito para los inmigrantes judíos), al igual que
los refugiados palestinos. Esta afirmación provocó airadas quejas por parte de
personajes de las instituciones fundadoras del Estado, calificándola de
"traición".
Los refugiados y el libre albedrío
El Ministerio de Relaciones Exteriores, que se alarmó por la tenacidad
de la WOJAC, propuso poner fin a la campaña, alegando que la clasificación de los
judíos orientales como refugiados era un arma de doble filo. En ese momento,
Israel insistió en mantener una política de ambigüedad con respecto a este tema
tan complejo. En 1949, el Estado rechazó una propuesta conjunta de Gran Bretaña
e Irak para un intercambio de población (judíos iraquíes por refugiados
palestinos), por temor a que tendría que ser responsable de la solución de los
"refugiados excedentes" en Israel. El Ministerio de Exteriores llamó
a la WOJAC divisiva y separatista, pidiendo a la organización que dejara de
actuar de forma independiente en oposición a los intereses del Estado. Al
final, el Ministerio de Relaciones Exteriores cortó los fondos a la
organización. El Ministro de Justicia Yossi Beilin incluso separó a Ya'akov
Meron del departamento del Ministerio de Justicia para asuntos jurídicos
árabes.
Hay que decir que no hay ningún investigador serio en Israel que haya
adoptado la retórica extrema de la organización. Además, en su intento de
fortalecer la tesis sionista y asistir al Estado en su guerra contra los
nacionalistas palestinos, WOJAC logró exactamente lo contrario. Se presentó una
postura sionista confusa de cara al conflicto, enfureció a muchos judíos
Mizrahíes en todo el mundo -ya que los presentó como faltos de motivación para
ir a Israel- y sometió los intereses de los judíos orientales (sobre todo por
el tema de la propiedad judía en los países árabes) a lo que llama
accidentalmente "intereses nacionales". No pudo entender que
calificando a los judíos orientales de refugiados se abre una caja de Pandora
que duele tanto a judíos como a árabes.
Por un deseo de encontrar una solución mágica al problema de los
refugiados, el Estado volvió a adoptar la fórmula, y ahora la está promoviendo
con gran entusiasmo en todo el mundo. Será interesante conocer la posición del
Ministerio de Educación con respecto a la narrativa que las organizaciones
judías presentan como parte de la campaña. ¿Va a establecer inmediatamente un
comité ministerial para cambiar los libros de historia para que coincidan con
el nuevo estilo postsionista? Todas las personas honestas, sionistas o no,
debemos admitir que la analogía entre los palestinos y los judíos orientales es
infundada. Los refugiados palestinos no pidieron abandonar Palestina. En 1948,
muchas aldeas palestinas fueron destruidas y casi 750.000 palestinos fueron
expulsados o huyeron de las fronteras de la Palestina histórica. Los que
huyeron no lo hicieron por propia voluntad.
Por otro lado, los judíos provenientes de los países árabes llegaron
aquí a través de la iniciativa del Estado de Israel, así como de las
organizaciones judías. Unos llegaron por propia voluntad, algunos en contra de
ella. Algunos vivían cómodamente en los países árabes y algunos vivían en el
miedo y la opresión. La historia de la inmigración oriental es compleja y no
puede ceñirse a una explicación simplista. Muchos perdieron una gran cantidad
de bienes, y no hay duda de que se debe permitir la presentación de
reclamaciones individuales de propiedad contra los países árabes, algo que
Israel y la WOJAC han rechazado hasta hoy. Por ejemplo, el acuerdo de paz con
Egipto no permite reclamos de propiedad individual contra el gobierno egipcio.
Los bienes judíos se consideran propiedad del Estado de Israel y una palanca
importante para compensar las futuras demandas de los refugiados palestinos.
Otro ejemplo. Durante la Guerra del Golfo, la propiedad de una familia
judía-iraquí en Ramat Gan sufrió daños. En su solicitud de indemnización, un
abogado avezado aconsejó a la familia incluir una casa que había sido
confiscada por el gobierno iraquí en 1952. El Ministerio de Relaciones
Exteriores de Israel prohibió la maniobra, debido a la política del Estado de
mantener la propiedad como moneda de cambio para futuras negociaciones con los
palestinos (ver anexo).
Por lo tanto la analogía entre los refugiados palestinos y los judíos
orientales carece de fundamento, por no mencionar que es ofensiva e inmoral. Sirve
para causar fricciones entre los judíos de ese origen y los palestinos, es un
insulto a un gran número de judíos orientales y perjudica las posibilidades de
reconciliación real. Más que eso, los puntos de analogía apuntan a una clara
falta de comprensión del significado de la Nakba. La Nakba no sólo se refiere a
los acontecimientos de la guerra, sino que es, en su esencia, el impedimento de
que los que fueron expulsados puedan regresar a sus hogares, sus tierras y sus
familias después de la creación del Estado de Israel. La Nakba es una política
activa y clara del Estado de Israel no sólo el caos de la guerra.
La tentación de usar este concepto de reclamo de compensación es
comprensible, pero no podemos usar espantapájaros para refutar las exigencias morales
y políticas de los palestinos. Tal manipulación sólo empeora el crimen y
aumenta la brecha psicológica entre los judíos y los palestinos. Incluso si
algunos palestinos renuncian al derecho al retorno (como, por ejemplo, las
reclamaciones del doctor Khalil Shikaki), esos trucos no son el camino para
lograr este fin. Todo acuerdo de paz debe basarse en el reconocimiento de
Israel de las injusticias del pasado y la búsqueda de una solución justa. Estos
trucos contables convierten a Israel en un tenedor de libros moral y
políticamente incorrecto.
*El profesor Yehouda Shenhav enseña sociología en la
Universidad de Tel Aviv. Fue editor de Theory & Criticism durante 10 años y
actualmente es el editor jefe de Organization Studies . Fue cofundador de la Coalición
Rainbow Mizrahi en 1996.
Este artículo se publicó originalmente en published in Hebrew in Haoketz.
Anexo (publicado
originalmente en hebreo por Almog Behar, traducido al inglés por Mati Milstein
y difundido en Facebook)
Declaración del Comité Judío Bagdadí de Ramat Gan, 14
de septiembre de 2012/27 Elul, 5772:
A) Damos las sinceras gracias al gobierno israelí por confirmar nuestra
condición de refugiados como respuesta rápida, después de 62 años, a un pedido
de evaluación de nuestros documentos.
B) Solicitamos que los judíos occidentales también sean reconocidos como
refugiados para que no envíen a nuestras casas a los oficiales cortesanos de la
Unidad de Ejecución de Inmigración Oz ( cuerpo policial especial que busca
inmigrantes ilegales en sus casas o en las calles para deportarles de Israel,
N. de T.)
C) Pretendemos exigir una indemnización por nuestros bienes perdidos y
los activos del gobierno iraquí -no de la Autoridad Palestina- y no vamos a
estar de acuerdo con la opción de compensar nuestra propiedad con una
indemnización por la propiedad perdida de los demás (es decir los refugiados
palestinos) o que dicha compensación se transfiera a los organismos que no nos
representan (es decir, el gobierno israelí).
D) Exigimos la creación de una comisión de investigación para examinar:
1) Si se llevaron a cabo las negociaciones en 1950, y de qué manera, entre el
Primer Ministro israelí David Ben-Gurion y el Primer Ministro iraquí Nuri
as-Said, y si Ben-Gurion informó en el momento a Said de que fue autorizado a
tomar posesión de los bienes y activos de la comunidad judía iraquí y, en caso
de llegar a un acuerdo, enviar las compensaciones a Israel; 2) Quién ordenó el
bombardeo de la sinagoga Masouda Shem-Tov en Bagdad, y si el Mossad israelí y/o
sus agentes estuvieron involucrados. Si se determina que Ben-Gurion, de hecho,
llevó a cabo negociaciones sobre el destino de los bienes de la comunidad judía
iraquí y de los activos en 1950, y ordenó al Mossad bombardear la sinagoga de
la comunidad con el fin de acelerar nuestro vuelo de Irak, vamos a presentar
una demanda en un tribunal internacional para exigir la mitad de la suma total
de la indemnización por nuestra condición de refugiados por parte del gobierno
iraquí y la otra mitad por parte del gobierno israelí.
E) Bendiciones para un feliz año nuevo, un año de paz y prosperidad, un
año de tranquilidad y fertilidad.
El Comité de Judío Bagdadí de Ramat Gan (tal como fue publicado
originalmente por Almog Behar)
From Racheli Gai in Israel. Eldad.