1 de Mayo de 2011, Centro de Información Alternativa (Israel) http://alternativenews.org/castellano
Michael Warschawski
Una década atrás, Avraham Burg, publicó un artículo titulado "La revolución sionista ha muerto". Este artículo recibió la atención internacional y se publicó en la mayoría de los grandes periódicos del mundo occidental. Una especie de elogio para el Estado de Israel o, más exactamente, un elogio al sueño de Israel de ser "una luz para las naciones".
El ex presidente del Knesset sostuvo entonces que la visión sionista fue enterrada a consecuencia de dos fenómenos: la ocupación y la corrupción. Varios días después de la publicación de este artículo, me encontré con él y le expresé mi sorpresa: "el hecho de que la ocupación y el control sobre otro pueblo transforme a Israel en un estado fascista, no es una sorpresa. Pero la corrupción?, ¿Cómo se diferencia de la corrupción en Italia, Francia o España? Todos los países capitalistas está infectado con la corrupción, y esto no hará que el país o su régimen democrático colapsen.. "Abraham sonrió y dijo:" usted es un gran experto en la ocupación, pero no tienen una idea de lo que está sucediendo en la institución política, y tampoco es consciente del nivel de decadencia al que esta ha llegado".
Más de diez años han pasado, y nadie en Israel puede seguir ignorando el hecho de que el Estado de Israel es de hecho un país corrupto. El ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, el Ministro de Finanzas Abraham Hirschzon, Ministro del Interior Ariyeh Deri y ahora los cargos contra el viceprimer ministro y ministro de Relaciones Exteriores. A esto hay que añadir un presidente que fue declarado culpable de cargo de violación y acoso sexual, y un viceprimer ministro que fue juzgado por acoso sexual.
Según informes de la prensa, las sospechas contra Ivet Liberman son inclusive más graves que todo lo que hemos conocido hasta la fecha, aunque todavía es demasiado pronto para saber si los cargos serán presionados, porque Lieberman, al igual que los hombres de la mafia de los Estados Unidos, es un experto en la explotación (y creación) de "ambigüedades" dentro de la ley, y es así como se las arregló para estirar su investigación durante más de cinco años.
El estado de Israel necesita una doble revolución: en primer lugar, una revolución democrática, anti-colonial en la que los ciudadanos palestinos, sin duda, juegan un papel primordial. Esta revolución no sólo debe poner fin a la ocupación colonial de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, sino que debe producir un cambio estructural que lleve a la transformación del estado de Israel como estado judío a un estado democrático para todos sus ciudadanos.
En segundo lugar, una revolución social que priorice a los trabajadores en lugar de los capitalistas, que tienen un absoluto desprecio por la ley, como si todavía viviéramos en un sistema feudal. El estado de bienestar fue destruido por Benjamín Netanyahu cuando era Ministro de Hacienda y ahora, como primer ministro, ha transformado a Israel en un estado de piratas, al cual utiliza como una herramienta para su enriquecimiento personal a niveles desconocidos.
El Instituto Nacional de Seguros de Israel, acaba de publicar datos sobre el grado de pobreza en Israel, que supera incluso la de los Estados Unidos, y ni qué hablar de los países europeos.
Cuanto más se enriquece Israel -hoy se encuentra entre los países occidentales más ricos -, la mayoría del público se empobrecen. Más del 30% de los niños en Israel vive por debajo del nivel de pobreza. Mientras que los grupos corruptos cuentan sus miles de millones, lavan dinero en todo el mundo y viven en un lujo escandaloso, miles de niños en la periferia geográfica y social comen carne sólo una vez a la semana, y estamos hablando de un estado tan rico como España o Italia.
Hace varios años el veterano periodista Arieh Avnery escribió un libro titulado "Gritos de un país corrupto". Eso fue el grito del "antiguo Israel" por la transformación de Israel en una república bananera en la que el capital y el Estado se han convertido en una sola cosa y sólo sirven a los intereses privados de los capitalistas, que perciben al Estado como un instrumento cuyo único propósito es ayudarles en el aumento de su propiedad. Desde entonces, la situación es aún peor. En sus comienzos, el Estado de Israel fue un instrumento para desposeer a los palestinos de su país. Hoy en día se ha convertido en una herramienta capitalista para robar también a los ciudadanos judíos.
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