24 noviembre 2011, http:// Iraqsolidaridad iraqsolidaridad.wordpress.com
Viena, Austria, 10 y 11 de diciembre de 2011
La ciudad de Jerusalén siempre ha sido un enclave de emancipación y esperanza frente a la opresión. Ha simbolizado la unidad y la igualdad de la creación de Dios y el mensaje de amor, piedad y compasión. Millones de personas que quieren a Jerusalén están preocupadas por la seguridad y la santidad de la mezquita de al-Aqsa, la mezquita de la Cúpula de la Roca, la iglesia del Santo Sepulcro y otros edificios sagrados que se hallan en el punto de mira del plan sionista de cambiar y desmantelar la estructura de la sociedad de Jerusalén, eliminar su identidad árabe y modificar el carácter de la ciudad
No obstante, el objetivo del gobierno de Israel es obligar a los residentes palestinos a salir de Jerusalén mediante actos de terrorismo de Estado, presiones económicas, restricciones legales y expulsiones sin pudor. Netanyahu, que abiertamente afirma que Jerusalén es innegociable, llama falsamente a la ciudad santa de Jerusalén ‘la eterna capital de Israel’. Este hecho está en absoluta contradicción con todas las resoluciones de relevancia de Naciones Unidas sobre Jerusalén y es contrario a la legalidad internacional.
Por esta razón nosotros, un grupo de personas diversas provenientes de importantes sectores de la sociedad civil de diferentes partes del mundo, hemos decidido hacer un llamamiento para una marcha global a Jerusalén (MGJ) con la finalidad de concienciar al mundo sobre la amenaza mortal que se cierne sobre Jerusalén. La idea es converger el 30 de marzo de 2010, en las fronteras de Palestina con Jordania, Egipto, Siria y Líbano con las delegaciones de los distintos países de todos los continentes para llegar a Jerusalén en marcha pacífica.
Con la finalidad de preparar la movilización europea de esta Marcha global a Jerusalén, queremos invitarte a ti y a otras personas de tu organización a acudir a Viena (Austria) durante los días 10 y 11 de diciembre de 2011 para discutir en detalle la estrategia común y formar un comité directivo europeo para la puesta en marcha de este plan.
Para la liberación de Jerusalén y del resto de Palestina es necesario restaurar Palestina como una tierra de pacífica coexistencia entre las personas de todas las religiones y culturas.
Feroze Mithiborwala (India), Comité internacional de la MGJ: feroze.moses777@gmail.com
www.globalmarchtojerusalem.org
Firmantes:
Attia y Verena Rajab, Comité Palestina, Stuttgart, Alemania.
Nidal Hamad, periodista, activista y descastada personalidad de la comunidad palestina en Noruega.
Paul Larudee, North American Asociation for the GMJ; Estados Unidos.
Para más información, detalles técnicos sobre el encuentro y el alojamiento, así como para la inscripción, por favor contactad con las siguientes personas de la Campaña austriaca “Gaza debe vivir”
Leo Gabriel (miembro del Consejo internacional de Foro Social Mundial): lgabriel@gmx.net
Willi Langthaler (Campo Anti imperialista): wilhelm.langthaler@gmx.at
Mohamed Aburous (miembro de Sumud Voluntary Association Art of Resistance): rousso1@yahoo.com
Adjunto se remite la llamada internacional de la Marcha Global a Jerusalén de marzo (MGJ)
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MARCHA GLOBAL A JERUSALÉN (MGJ) 30 DE MARZO DE 2012
24 noviembre 2011, http:// Iraqsolidaridad iraqsolidaridad.wordpress.com
El 30 de marzo de 2012, desde todos los continentes convergeremos y nos reuniremos a lo largo de las fronteras con Jordania, Egipto, Siria y Líbano, y con la participación de las delegaciones que desde cada país del mundo lleguen marcharemos pacíficamente hacia Palestina.
Desde que la ocupación sionista de 78% de Palestina en 1948 y la subsecuente ocupación de Jerusalén y el resto de Palestina en 1967, hemos sido testigos de los crecientes intentos de judaizar Jerusalén y colonizar Palestina. Estos crímenes contra la humanidad se realizan bajo la protección política y el pleno apoyo de los sucesivos gobiernos estadounidenses y reforzados por su veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El objetivo del sionismo es obligar a los residentes palestinos a abandonar Jerusalén y el resto de Palestina mediante actos de terrorismo de Estado, presiones económicas, restricciones legales y descaradas expulsiones. Netanyahu, otro de los dirigentes sionistas, que abiertamente afirma que Jerusalén es innegociable, llama falsamente a la ciudad santa de Jerusalén ‘la eterna capital de Israel’. Tales declaraciones y acciones similares llevadas a cabo por el ente sionista están en absoluta contradicción con todas las resoluciones de relevancia de Naciones Unidas sobre Jerusalén y es contrario a la legalidad internacional.
La posición dominante dentro del liderazgo israelí político, militar y religioso es que Israel tiene derecho a ocupar toda la Palestina histórica. La “solución final” como la idearon los sionistas es completar la limpieza étnica de todos los palestinos en la Palestina histórica y, mientras tanto, aplicar un sistema de apartheid.
Sin embargo, Jerusalén es nuestra herencia común cultural lo que implica que es adorada por los seguidores de todas las religiones monoteístas. Esta importante ciudad histórica y reliquia de la antigüedad se venera en todo el mundo por que adorna la herencia de toda la humanidad.
La ciudad de Jerusalén ha sido siempre un enclave de emancipación y esperanza frente a la opresión. Ha simbolizado la unidad y la igualdad de la creación de Dios y el mensaje de amor, piedad y compasión. Millones de personas que quieren a Jerusalén están preocupadas por la seguridad y la santidad de la mezquita de al-Aqsa, la mezquita de la Cúpula de la Roca, la iglesia del Santo Sepulcro y otros edificios sagrados que se hallan en el punto de mira del plan sionista de cambiar y desmantelar la estructura de la sociedad de Jerusalén, eliminar su identidad árabe y modificar el carácter de la ciudad.
Jerusalén y del resto de Palestina necesitan liberarse, redimirse y volver a ser la tierra de la libertad y la coexistencia entre las personas del mundo de distintas las religiones y culturas.
Como parte de este movimiento y a invitación de los palestinos hemos decidido organizar una marcha global a Jerusalén (MGJ) con el propósito de concienciar al mundo sobre la amenaza mortal que se cierne sobre Jerusalén y toda Palestina a mano de los sionistas y ayudarnos a estar más cerca del día de la libertad.
El 30 de marzo de 2010, desde todos los continentes convergeremos y nos reuniremos a lo largo de las fronteras con Jordania, Egipto, Siria y Líbano, y con la participación de las delegaciones que desde cada país del mundo lleguen marcharemos pacíficamente hacia Palestina.
Por todo ello, pedimos a todos los pueblos de conciencia que se unan a nosotros.
Comité Internacional de la Marcha Global a Jerusalén
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quinta-feira, 24 de novembro de 2011
domingo, 20 de novembro de 2011
EN LA LISTA DE LA VERGÜENZA
20 noviembre 2011, Rebelión http://www.rebelion.org (México)
Anna Mahjar-Barducci*
Haaretz Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Aunque Israel es su tierra natal, y aunque lo más probable es que quiera servir en su ejército, a mi hija se le niega uno de los más elementales derechos humanos, como el derecho a casarse en su propio país.
Al menos, uno de los principales obstáculos impide que todos los ciudadanos israelíes disfruten de la igualdad de derechos: la ausencia de matrimonio civil. Hay cientos de miles de israelíes "que carecen de filiación religiosa" que no pueden casarse en su propio país, donde nacieron y se criaron. Mi hija es una de ellas.
Mi hija nació en Jerusalén y asiste a una escuela de lengua hebrea. Su padre es un judío israelí. Pero como yo no soy judía y no me identifico con una religión en particular, en su certificado de nacimiento dice que nuestra hija es "sin filiación religiosa”. Cuando nació, el Ministerio del Interior israelí ni siquiera quiso reconocer a nuestra hija como ciudadana israelí. A fin de que mi marido pudiera dar su apellido a la niña, el Ministerio exigió la prueba extrema, la de ADN (a nuestro costo) para demostrar su paternidad.
Mientras a mi hija se le concedió la condición de ciudadana y lleva el apellido de su padre, su partida de nacimiento aún se esfuerza en recalcar que no es judía y no forma parte de la nación judía.
En la década del 60, el israelí Benjamín Shalit, que estaba casado con una mujer cristiana, trataba de registrar a sus hijos en el Ministerio del Interior como sin afiliación religiosa, pero judío por su origen étnico (le'om). El oficial del registro, sin embargo, se negó a escribir eso. Shalit llevó el caso a la Corte Suprema, que falló a su favor. Sin embargo, como la decisión generó controversia, en los años 70, en una enmienda aprobada en la Knesset que indica que sólo alguien considerado judío por la Halajá (ley religiosa) puede ser étnicamente judío. Esta es la razón por la cual mi hija, a pesar de ser hija de un judío israelí, carece de filiación étnica y religiosa.
Esto significa que aunque Israel es su tierra natal, y aunque lo más probable es que le gustaría servir en su ejército, a mi hija se le niega uno de los más elementales derechos humanos, como el derecho a casarse en su propio país.
Cada día, al llevar a mi hija a dar un paseo en el Parque de la Independencia de Jerusalén, me encuentro con otras madres nacidas en el extranjero y casadas con judíos israelíes, y cuyos hijos están en la misma situación. Algunos de estos niños tienen los ojos asiáticos, mientras que otros tienen la piel de color chocolate o las mejillas como las muñecas babushka, pero todos son niños israelíes. Su país, sin embargo, se niega a aceptarlos como propios y a tratarlos como ciudadanos iguales.
El Convenio para los esponsales de personas que carecen de afiliación religiosa, aprobado por la Knesset en 2010, fue promocionado como una solución al problema, pero en realidad es sólo una manera vergonzosa de evadir y encarar el tema. La ley permite a las parejas formar una unión civil, pero sólo cuando ambos cónyuges carecen de afiliación religiosa. La ley básicamente establece que esas personas pueden casarse con otros de su calaña, pero no se deben "mezclar" con los judíos. La única manera de evitar esto es ir al extranjero para casarse. Por lo tanto, en lugar de ser un paso en la dirección correcta, sólo refuerza el carácter sectario de la sociedad israelí.
El único recurso que queda para las parejas mixtas en Israel es ir al extranjero para casarse. Cada año, miles de israelíes viajan a Chipre, la isla de Venus, para ejercer el derecho básico de casarse con la persona que aman. Como cuestión de hecho, el fracaso de Israel para implementar el matrimonio civil es una clara violación del artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que establece que "los hombres y mujeres mayores de edad, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, tienen el derecho a casarse y fundar una familia”. Cuando fuimos a Chipre para casarnos, mi marido y yo conocimos a otras parejas que habían llegado con el mismo propósito, incluyendo algunas parejas de libaneses que, como nosotros, no podían casarse en su propia tierra. La ausencia de matrimonio civil, una clara violación de las libertades civiles, es una característica de los países conocidos por su falta de respeto a los derechos humanos, como Siria, Líbano, Arabia Saudí, Yemen e Irán. Israel no debería estar en la lista de la vergüenza. Pero mientras los ciudadanos no actúen para cambiar la situación, por desgracia, se mantendrá.
*Anna Mahjar-Barducci, es una periodista y escritora italiana-marroquí. Es la presidenta del Partido Asociación Árabe Liberal y Democrática con sede en Roma, que promueve las libertades civiles y la integración de los inmigrantes en Europa.
Anna Mahjar-Barducci*
Haaretz Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Aunque Israel es su tierra natal, y aunque lo más probable es que quiera servir en su ejército, a mi hija se le niega uno de los más elementales derechos humanos, como el derecho a casarse en su propio país.
Al menos, uno de los principales obstáculos impide que todos los ciudadanos israelíes disfruten de la igualdad de derechos: la ausencia de matrimonio civil. Hay cientos de miles de israelíes "que carecen de filiación religiosa" que no pueden casarse en su propio país, donde nacieron y se criaron. Mi hija es una de ellas.
Mi hija nació en Jerusalén y asiste a una escuela de lengua hebrea. Su padre es un judío israelí. Pero como yo no soy judía y no me identifico con una religión en particular, en su certificado de nacimiento dice que nuestra hija es "sin filiación religiosa”. Cuando nació, el Ministerio del Interior israelí ni siquiera quiso reconocer a nuestra hija como ciudadana israelí. A fin de que mi marido pudiera dar su apellido a la niña, el Ministerio exigió la prueba extrema, la de ADN (a nuestro costo) para demostrar su paternidad.
Mientras a mi hija se le concedió la condición de ciudadana y lleva el apellido de su padre, su partida de nacimiento aún se esfuerza en recalcar que no es judía y no forma parte de la nación judía.
En la década del 60, el israelí Benjamín Shalit, que estaba casado con una mujer cristiana, trataba de registrar a sus hijos en el Ministerio del Interior como sin afiliación religiosa, pero judío por su origen étnico (le'om). El oficial del registro, sin embargo, se negó a escribir eso. Shalit llevó el caso a la Corte Suprema, que falló a su favor. Sin embargo, como la decisión generó controversia, en los años 70, en una enmienda aprobada en la Knesset que indica que sólo alguien considerado judío por la Halajá (ley religiosa) puede ser étnicamente judío. Esta es la razón por la cual mi hija, a pesar de ser hija de un judío israelí, carece de filiación étnica y religiosa.
Esto significa que aunque Israel es su tierra natal, y aunque lo más probable es que le gustaría servir en su ejército, a mi hija se le niega uno de los más elementales derechos humanos, como el derecho a casarse en su propio país.
Cada día, al llevar a mi hija a dar un paseo en el Parque de la Independencia de Jerusalén, me encuentro con otras madres nacidas en el extranjero y casadas con judíos israelíes, y cuyos hijos están en la misma situación. Algunos de estos niños tienen los ojos asiáticos, mientras que otros tienen la piel de color chocolate o las mejillas como las muñecas babushka, pero todos son niños israelíes. Su país, sin embargo, se niega a aceptarlos como propios y a tratarlos como ciudadanos iguales.
El Convenio para los esponsales de personas que carecen de afiliación religiosa, aprobado por la Knesset en 2010, fue promocionado como una solución al problema, pero en realidad es sólo una manera vergonzosa de evadir y encarar el tema. La ley permite a las parejas formar una unión civil, pero sólo cuando ambos cónyuges carecen de afiliación religiosa. La ley básicamente establece que esas personas pueden casarse con otros de su calaña, pero no se deben "mezclar" con los judíos. La única manera de evitar esto es ir al extranjero para casarse. Por lo tanto, en lugar de ser un paso en la dirección correcta, sólo refuerza el carácter sectario de la sociedad israelí.
El único recurso que queda para las parejas mixtas en Israel es ir al extranjero para casarse. Cada año, miles de israelíes viajan a Chipre, la isla de Venus, para ejercer el derecho básico de casarse con la persona que aman. Como cuestión de hecho, el fracaso de Israel para implementar el matrimonio civil es una clara violación del artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que establece que "los hombres y mujeres mayores de edad, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, tienen el derecho a casarse y fundar una familia”. Cuando fuimos a Chipre para casarnos, mi marido y yo conocimos a otras parejas que habían llegado con el mismo propósito, incluyendo algunas parejas de libaneses que, como nosotros, no podían casarse en su propia tierra. La ausencia de matrimonio civil, una clara violación de las libertades civiles, es una característica de los países conocidos por su falta de respeto a los derechos humanos, como Siria, Líbano, Arabia Saudí, Yemen e Irán. Israel no debería estar en la lista de la vergüenza. Pero mientras los ciudadanos no actúen para cambiar la situación, por desgracia, se mantendrá.
*Anna Mahjar-Barducci, es una periodista y escritora italiana-marroquí. Es la presidenta del Partido Asociación Árabe Liberal y Democrática con sede en Roma, que promueve las libertades civiles y la integración de los inmigrantes en Europa.
segunda-feira, 5 de setembro de 2011
Israel usa perros asesinos entrenados contra palestinos
1 Septiembre 2011, The Beirut Herald بيروت هيرالد http://www.thebeirutherald.com.ar (Argentina)
Perros entrenados durante meses para atacar han sido entregados a colonos israelíes para soltarlos contra los palestinos.
Según el grupo israelí a cargo de los animales, el llamado "Batallón civil de adiestradores de perros de Judea y Samaria (Cisjordania ocupada)", los perros están adiestrados para atacar a los participantes en las manifestaciones a favor de la petición palestina a las Naciones Unidas de formar un Estado independiente, ha informado este miércoles Press TV, citando a la agencia de noticias Reuters.
"Estos perros han sido entrenados para atacar a los comandos", ha dado a conocer el líder americano-israelí de colonos y también entrenador de perros, Mike Guzovsky.
Sin embargo, hasta la fecha, se han registrado varios ataques de canes del ejército israelí contra simples civiles palestinos.
El ejército israelí ha planeado armar con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras, así como adiestrar a los colonos en los territorios ocupados palestinos con el propósito de enfrentarlos tras el probable anuncio del reconocimiento de un Estado palestino en la Asamblea General de la ONU.
El ministerio de Defensa del régimen de Tel Aviv ha gastado unos 22 millones de dólares para adquirir armamento de dispersión de multitudes a fin de hacer frente a las supuestas protestas.
El próximo 20 de septiembre, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, tiene programado pedir ante la ONU, el reconocimiento de un Estado palestino dentro de sus fronteras anteriores a 1967 y con su capital en Al-Quds (Jerusalén Este).
Perros entrenados durante meses para atacar han sido entregados a colonos israelíes para soltarlos contra los palestinos.
Según el grupo israelí a cargo de los animales, el llamado "Batallón civil de adiestradores de perros de Judea y Samaria (Cisjordania ocupada)", los perros están adiestrados para atacar a los participantes en las manifestaciones a favor de la petición palestina a las Naciones Unidas de formar un Estado independiente, ha informado este miércoles Press TV, citando a la agencia de noticias Reuters.
"Estos perros han sido entrenados para atacar a los comandos", ha dado a conocer el líder americano-israelí de colonos y también entrenador de perros, Mike Guzovsky.
Sin embargo, hasta la fecha, se han registrado varios ataques de canes del ejército israelí contra simples civiles palestinos.
El ejército israelí ha planeado armar con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras, así como adiestrar a los colonos en los territorios ocupados palestinos con el propósito de enfrentarlos tras el probable anuncio del reconocimiento de un Estado palestino en la Asamblea General de la ONU.
El ministerio de Defensa del régimen de Tel Aviv ha gastado unos 22 millones de dólares para adquirir armamento de dispersión de multitudes a fin de hacer frente a las supuestas protestas.
El próximo 20 de septiembre, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, tiene programado pedir ante la ONU, el reconocimiento de un Estado palestino dentro de sus fronteras anteriores a 1967 y con su capital en Al-Quds (Jerusalén Este).
quinta-feira, 25 de agosto de 2011
ALGUNES OBSERVACIONS SOBRE LES PROTESTES D`ISRAEL
24 agost 2011, En Lluita http://www.enlluita.org (Catalunya/España)
Per Lenin's Tomb. Recentment hi ha hagut protestes massives i vagues a Israel. Hi ha fins i tot un intent de reproduir l’efecte de Tahrir amb campaments de protesta establerts a Jerusalem. Alguns al si de l’esquerra són, naturalment, molt pessimistes pel que fa a aquests esdeveniments. Al cap i a la fi, l’esquerra israeliana ha mostrat molt rarament signes de voler superar de veres la injustícia colonial/racial que rau en el cor del projecte sionista. Les protestes actuals no mostren cap indici de desenvolupament d’una postura antiocupació, ni molt menys antiapartheid —al contrari. Per raons diverses, la qüestió colonial ni tan sols es menciona a pesar que està íntimament relacionada amb els problemes que han motivat les protestes. Amb tota probabilitat l’Estat d’Israel tractarà de resoldre l’antagonisme social desplaçant-lo a l’àmbit colonial —més assentaments, més robatori de matèries primes, probablement una altra guerra d’expansió. I atès el xovinisme i el racisme de la gran majoria dels israelians, sens dubte és lícit pensar que aquests podrien estar d’acord amb aquesta línia d’actuació. Això no obstant, l’única manera d’analitzar correctament la situació és a través d’una comprensió dels antagonismes de classe d’Israel i la seva relació amb el projecte colonial. Des del meu punt de vista, el millor anàlisi ens el proporcionen Moshe Machover i Akiva Orr. El nucli del seu argument és que, a diferència de moltes de les societats imperialistes, la dinàmica colonial predomina per sobre dels antagonismes interns de classe.
Certament, tots els nivells de la societat israeliana, des dels sindicats als sistemes educatius, les forces armades i els partits polítics dominants, estan implicats en el sistema de l’apartheid. Això fou cert des del començament mateix en les formes germinals que adoptà l’Estat d’Israel en el període del Mandat Britànic. Israel és una societat de colons i aquest fet té enormes implicacions per al desenvolupament de la consciència de classe. Mentre Israel es desenvolupi sobre la base de la construcció d’assentaments colonials, mentre la gent identifiqui els seus interessos amb l’expansió del colonialisme, les possibilitats que la classe obrera desenvolupi una capacitat revolucionària independent seran ben poques. No només es tracta d’una societat d’assentaments colonials, sinó que també hi juga un paper important el recolzament amb recursos materials que rep per part de l’imperialisme dels EUA. En aquest àmbit, Israel ha gaudit de grans avantatges en relació als seus rivals regionals, fet pel qual ha disposat habitualment d’una major capacitat per contenir els antagonismes socials. De fet, trobem un cert tipus d’assistencialisme colonial en els fonaments del sionisme. Inclús Jabotinsky, el sant de la dreta israeliana, va sostenir que cada colon havia de tenir una casa, alimentació, educació, roba i medicaments —requisits essencials en el seu temps, puix que gran part de la societat estava formada per immigrants molt recents. En l’era neoliberal, aquesta perspectiva s’ha vist erosionada i debilitada, amb algunes conseqüències importants de què tractaré més endavant. Això no obstant, Israel és únic entre els països d’Orient Mitjà i l’Àfrica del Nord (MENA en el seu acrònim en anglès), en el sentit que és una economia no-exportadora de petroli amb una renda per càpita elevada. Amb una de les majors densitats de població de la regió, és capaç de satisfer les necessitats de tots els ciutadans, encara que decideixi no fer-ho. En una regió coneguda per la inseguretat alimentària i la creixent escassesa d’aigua, Israel manté una economia d’alta tecnologia amb un gran sector financer i, per no pas pocs dels seus ciutadans, un pròsper estil de vida. També s’hi troben un bon nombre dels principals multimilionaris del món. Gran part d’aquesta riquesa deriva directament de l’expropiació dels palestins, ja sigui d’aigua o de béns immobles. En aquestes circumstàncies, amb el colonialisme com una característica generalitzada de la societat israeliana, central en la seva legitimació i sense impugnació per part de cap gran partit polític ni mitjà de comunicació, és il•lusori esperar que la classe obrera israeliana esdevingui una força capaç d’encapçalar la superació del racialitzat sistema capitalista en el qual es troba immersa.
Es deriven importants conseqüències estratègiques d’un anàlisi de Machover y Orr. Si l’antagonisme de classe és dominant, llavors l’esquerra hauria de centrar el seu activisme prioritàriament en l’organització de la classe obrera israeliana com a clau per superar el projecte colonial. L’autoorganització d’aquesta classe obrera seria fonamental per aconseguir la caiguda d’aquest sistema colonial. Per contra, si la dinàmica colonial predomina, llavors Machover y Orr tenen raó en concloure que “dementre el sionisme sigui políticament i ideològica dominant dins d’aquesta societat i constitueixi el marc acceptat de la política, no hi ha cap possibilitat per a la classe obrera israeliana de convertir-se en un moviment revolucionari de classe.” En aquest cas, l’única solució és un aixecament revolucionari regional.
L’extraordinari començament d’una tal revolta regional s’ha fet palès des del gener d’enguany. No hi ha dubte que de llavors ençà la posició regional d’Israel s’ha debilitat. A nivell internacional, aquesta rebel•lió ha conduit al proisraelià Obama a demanar el retorn a les fronteres anteriors a 1967 en un intent de salvar la dominació estatunidenca de l’Orient Mitjà. Tot i així, aquest gest no s’ha d’exagerar. Ara per ara és molt germinal i, llevat que la revolució s’aprofundeixi i s’estengui encara més, és poc probable que els EUA prenguin mesures serioses per frenar el seu gos guardià local. Nogensmenys, el debilitament de la posició regional d’Israel és real. I això sens dubte augmenta el risc d’una escalada de l’agressió regional que eventualment es pogués acabar duent a terme. També és important el fet que la revolta àrab hagi establert el precedent de les protestes d’Israel i s’hagi produït per algunes de les mateixes circumstàncies en termes de recessió global. Però, per suposat, mentre que la revolució àrab ha tingut fins ara una poderosa dinàmica antiimperialista (no de manera uniforme, però sí en línies generals), qualsevol possible dinàmica antiimperialista o fins i tot de “pau” en les protestes d’Israel es troba encara, en el millor dels casos, latent. Amb tot, hi ha aspectes de l’economia colonial d’Israel que estan vinculats a l’agudització de les divisions socials. En termes generals, són els palestins els que suporten els costos de l’ocupació. Tanmateix existeixen alguns antagonismes potencials que són d’interès.
En primer lloc, l’Estat d’Israel inverteix molt en el desenvolupament dels assentaments, la qual cosa requereix un grau inusual d’inversió en l’aparell repressiu. Necessàriament ha de desviar recursos del desenvolupament “intern”, inclús si la rendibilitat a llarg termini de la colonització s’espera que superi els costos. L’oposició entre la inversió en matèria militar i la inversió en matèria de benestar és un dels temes que ha sorgit en els últims debats a Israel. En segon lloc, la concentració del poder de classe que té lloc a Israel està vinculada amb el poder colonial. Per exemple, el problema específic en el centre de les protestes dels últims dies és l’habitatge. El sistema d’habitatge públic fou desenvolupat sobre una base colonial —literalment construint sobre terres i propietats palestines. El sistema actual permet als promotors i contractistes, els quals s’han enriquit enormement gràcies a la totalitat del projecte colonial (vegis el cas de l’empresa immobiliària israeliana “Colony”), paralitzar deliberadament els projectes urbanístics aprovats a fi d’inflar els preus. La decisió de Netanyahu de concedir l’estatus de “desenvolupament preferencial” als assentaments de colons a Cisjordània també ha ajudat a desviar la construcció d’habitatges als territoris fronterers.
La solució de Netanyahu és un “mercat lliure” —la reforma del sector de l’habitatge vers una major privatització. Els manifestants s’han negat a acceptar les seves propostes i, en conseqüència, és probable que aquestes continuïn. Aquest fet apunta a la forma com, sota el neoliberalisme, els antagonismes de classe d’Israel s’han aguditzat fins a cert punt. L’Estat del Benestar s’ha deteriorat i la taxa d’explotació de la classe treballadora ha augmentat de manera espectacular. Un estudi recent realitzat a Israel mostrava com “l’israelià mitjà treballa 12 anys abans que la seva remuneració acumulada sigui equivalent al salari mensual d’un CEO d’una gran empresa.” La desocupació és alta a Israel, sector que juntament amb el de la “improductivitat” és el de més ràpid creixement entre els treballadors. Abans de les últimes protestes, la resposta predominant dels treballadors israelians a aquesta situació havia sigut un viratge a la dreta, al prosionisme. L’extrema dreta va augmentar el seu poder, impulsada significativament pel suport dels immigrants russos, mentre que la immensa majoria dels treballadors israelians es podia comptar entre aquells que donaven suport als bestials actes d’agressió de l’Estat, com per exemple l’Operació Plom Fos. L’Estat s’havia fet més obscenament autoritari i racista, sovint sense gaires senyals de protesta. En qualsevol cas, però, les coses no continuaran d’aquesta manera. Com hem vist, la dreta disposa de mitjans per racialitzar la transició cap a una forma més salvatge d’apartheid capitalista —consideris aquesta diatriba extraordinàriament racista publicada al Los Angeles Times, sense cap tipus d’ironia o crítica, per un destacat economista israelià. L’argument és que els àrabs i els ultraortodoxos jueus són mandrosos i actuen com un llast per a l’economia. Segons ell, l’Estat del Benestar els estaria permetent ser mandrosos —i qualsevol pot imaginar quin tipus de polítiques poden implementar-se sobre la base d’uns arguments com aquests.
Però aquestes protestes constitueixen una forma de lluita de classes que té el potencial de debilitar l’extrema dreta i, si es desenvolupen fins a un cert nivell, portar la política a una crisi que debiliti el control sobre els palestins. L’Estat d’Israel tractarà, sense cap mena de dubte, de resoldre aquest conflicte transferint l’antagonisme a l’esfera colonial i fins i tot podria decidir-se a iniciar una nova guerra d’agressió. Però aquesta mena de solucions poden topar-se amb límits força seriosos, especialment si la revolta àrab s’aprofundeix i s’estén (des d’aquest punt de vista, el que està succeint ara a Hama i Tahrir és molt important). Certament, un atac israelià contra Iran podria ser suïcida i estúpid. Per tant, les opcions són limitades.
A més, un altre dels efectes del neoliberalisme fou el desenvolupament d’una “comunitat autònoma de negocis”, una elit més o menys cohesionada que devia ben poc a les institucions tradicionals de la societat israeliana, que progressivament va dirigir els seus negocis a l’exterior i que empenyé l’Estat a avançar cap a les negociacions directes amb la OLP amb l’objectiu d’arribar a un acord per a la protecció de la supremacia israeliana (El model de la “governabilitat” Palestina que va sorgir d’Oslo es constituïa així com una reestructuració neoliberal del colonialisme israelià). Històricament, l’Estat havia assumit el paper de la creació d’una burgesia jueva, ja que aquesta no existia com a tal a la Palestina d’abans de la creació d’Israel. Durant dècades, l’Estat havia mantingut un acord corporatiu amb la racista federació sindical Histradut, incorporant-la en els seus plans de desenvolupament i aconseguint el Partit Laborista un important domini electoral. Destacats sectors de capital foren desenvolupats segons el model “laborista sionista”. La nova crisi d’aquest model es resolgué parcialment amb el projecte de colonització de 1967, el qual donava accés a recursos, mà d’obra barata i un mercat domèstic més ampli al capital israelià. Aquesta estratègia va dissipar els conflictes interns de classe fent dels palestins ocupats l’escalafó més baix de la societat israeliana. Malgrat tot, Israel tampoc es va escapar de la crisi global del fordisme, així que emprengué una sèrie de respostes similars a les dutes a terme a la resta del món —privatització d’indústries estatals, desregulació dels mercats, apertura dels mercats d’importació i focalització en els d’exportació, foment de les finances. El canvi d’un Estat de desenvolupament impulsat a un de regit per la privatització i l’acumulació financaritzada fou acompanyat per un canvi en la dominació del Likud i consolidat amb el Pla d’Estabilització Econòmica de 1985 (sobre aquest tema, vegeu Adán Hanieh).
Aquest procés ha permès el sorgiment d’un sector privat orientat als negocis capitalistes i, consegüentment, ha obert algunes fissures potencials entre els diferents sectors de la classe dominant israeliana. L’exèrcit segueix essent la institució suprema i dominant en la societat i segueix oferint moltes oportunitats rendibles per al capital israelià. Amb tot i això, els seus interessos estan cada cop més en contradicció amb els de la més àmplia classe capitalista del país. La segona intifada palestina, per exemple —provocada per les incursions de l’exèrcit israelià i el fracàs dels palestins a l’hora d’aconseguir un mínim indici de justícia del procés d’Oslo—, va generar al capital israelià la pèrdua d’importants beneficis potencials. La reputació de la supremacia militar de l’exèrcit d’Israel ha significat durant molt de temps la promesa que podria extirpar qualsevol problema. Realment, però, els límits del poder militar es mostraren molt clarament al Líban l’any 2006.
Perquè a Israel la dinàmica colonial encara predomina, i perquè la gran majoria dels treballadors israelians no han començat a trencar amb el sionisme, i de fet molts raonablement podrien pretendre obtenir-ne algun benefici, l’evolució dels antagonismes socials i les fissures al si de l’elit depenen principalment del context regional. Si la Primavera Àrab continua i es radicalitza, és possible que presenciem un debilitament de la posició d’Israel, de la seva utilitat per a Washington i de la seva capacitat per sostenir les polítiques militars —unes polítiques que importants sectors de la classe dominant ja consideren una càrrega—, fet que al seu torn obriria perspectives de grans lluites socials a Israel. De no ser així, llavors sospito que la classe dominant israeliana pot resoldre les seves dificultats a costa dels palestins i donar un pas més en el camí cap a algun tipus de feixisme.
Lenin's Tomb es el pseudònim i el nom del blog on publica un company del Socialist Workers Party organització germana d'En lluita a Gran Bretanya.
Traduït per Ivan Montejo
Per Lenin's Tomb. Recentment hi ha hagut protestes massives i vagues a Israel. Hi ha fins i tot un intent de reproduir l’efecte de Tahrir amb campaments de protesta establerts a Jerusalem. Alguns al si de l’esquerra són, naturalment, molt pessimistes pel que fa a aquests esdeveniments. Al cap i a la fi, l’esquerra israeliana ha mostrat molt rarament signes de voler superar de veres la injustícia colonial/racial que rau en el cor del projecte sionista. Les protestes actuals no mostren cap indici de desenvolupament d’una postura antiocupació, ni molt menys antiapartheid —al contrari. Per raons diverses, la qüestió colonial ni tan sols es menciona a pesar que està íntimament relacionada amb els problemes que han motivat les protestes. Amb tota probabilitat l’Estat d’Israel tractarà de resoldre l’antagonisme social desplaçant-lo a l’àmbit colonial —més assentaments, més robatori de matèries primes, probablement una altra guerra d’expansió. I atès el xovinisme i el racisme de la gran majoria dels israelians, sens dubte és lícit pensar que aquests podrien estar d’acord amb aquesta línia d’actuació. Això no obstant, l’única manera d’analitzar correctament la situació és a través d’una comprensió dels antagonismes de classe d’Israel i la seva relació amb el projecte colonial. Des del meu punt de vista, el millor anàlisi ens el proporcionen Moshe Machover i Akiva Orr. El nucli del seu argument és que, a diferència de moltes de les societats imperialistes, la dinàmica colonial predomina per sobre dels antagonismes interns de classe.
Certament, tots els nivells de la societat israeliana, des dels sindicats als sistemes educatius, les forces armades i els partits polítics dominants, estan implicats en el sistema de l’apartheid. Això fou cert des del començament mateix en les formes germinals que adoptà l’Estat d’Israel en el període del Mandat Britànic. Israel és una societat de colons i aquest fet té enormes implicacions per al desenvolupament de la consciència de classe. Mentre Israel es desenvolupi sobre la base de la construcció d’assentaments colonials, mentre la gent identifiqui els seus interessos amb l’expansió del colonialisme, les possibilitats que la classe obrera desenvolupi una capacitat revolucionària independent seran ben poques. No només es tracta d’una societat d’assentaments colonials, sinó que també hi juga un paper important el recolzament amb recursos materials que rep per part de l’imperialisme dels EUA. En aquest àmbit, Israel ha gaudit de grans avantatges en relació als seus rivals regionals, fet pel qual ha disposat habitualment d’una major capacitat per contenir els antagonismes socials. De fet, trobem un cert tipus d’assistencialisme colonial en els fonaments del sionisme. Inclús Jabotinsky, el sant de la dreta israeliana, va sostenir que cada colon havia de tenir una casa, alimentació, educació, roba i medicaments —requisits essencials en el seu temps, puix que gran part de la societat estava formada per immigrants molt recents. En l’era neoliberal, aquesta perspectiva s’ha vist erosionada i debilitada, amb algunes conseqüències importants de què tractaré més endavant. Això no obstant, Israel és únic entre els països d’Orient Mitjà i l’Àfrica del Nord (MENA en el seu acrònim en anglès), en el sentit que és una economia no-exportadora de petroli amb una renda per càpita elevada. Amb una de les majors densitats de població de la regió, és capaç de satisfer les necessitats de tots els ciutadans, encara que decideixi no fer-ho. En una regió coneguda per la inseguretat alimentària i la creixent escassesa d’aigua, Israel manté una economia d’alta tecnologia amb un gran sector financer i, per no pas pocs dels seus ciutadans, un pròsper estil de vida. També s’hi troben un bon nombre dels principals multimilionaris del món. Gran part d’aquesta riquesa deriva directament de l’expropiació dels palestins, ja sigui d’aigua o de béns immobles. En aquestes circumstàncies, amb el colonialisme com una característica generalitzada de la societat israeliana, central en la seva legitimació i sense impugnació per part de cap gran partit polític ni mitjà de comunicació, és il•lusori esperar que la classe obrera israeliana esdevingui una força capaç d’encapçalar la superació del racialitzat sistema capitalista en el qual es troba immersa.
Es deriven importants conseqüències estratègiques d’un anàlisi de Machover y Orr. Si l’antagonisme de classe és dominant, llavors l’esquerra hauria de centrar el seu activisme prioritàriament en l’organització de la classe obrera israeliana com a clau per superar el projecte colonial. L’autoorganització d’aquesta classe obrera seria fonamental per aconseguir la caiguda d’aquest sistema colonial. Per contra, si la dinàmica colonial predomina, llavors Machover y Orr tenen raó en concloure que “dementre el sionisme sigui políticament i ideològica dominant dins d’aquesta societat i constitueixi el marc acceptat de la política, no hi ha cap possibilitat per a la classe obrera israeliana de convertir-se en un moviment revolucionari de classe.” En aquest cas, l’única solució és un aixecament revolucionari regional.
L’extraordinari començament d’una tal revolta regional s’ha fet palès des del gener d’enguany. No hi ha dubte que de llavors ençà la posició regional d’Israel s’ha debilitat. A nivell internacional, aquesta rebel•lió ha conduit al proisraelià Obama a demanar el retorn a les fronteres anteriors a 1967 en un intent de salvar la dominació estatunidenca de l’Orient Mitjà. Tot i així, aquest gest no s’ha d’exagerar. Ara per ara és molt germinal i, llevat que la revolució s’aprofundeixi i s’estengui encara més, és poc probable que els EUA prenguin mesures serioses per frenar el seu gos guardià local. Nogensmenys, el debilitament de la posició regional d’Israel és real. I això sens dubte augmenta el risc d’una escalada de l’agressió regional que eventualment es pogués acabar duent a terme. També és important el fet que la revolta àrab hagi establert el precedent de les protestes d’Israel i s’hagi produït per algunes de les mateixes circumstàncies en termes de recessió global. Però, per suposat, mentre que la revolució àrab ha tingut fins ara una poderosa dinàmica antiimperialista (no de manera uniforme, però sí en línies generals), qualsevol possible dinàmica antiimperialista o fins i tot de “pau” en les protestes d’Israel es troba encara, en el millor dels casos, latent. Amb tot, hi ha aspectes de l’economia colonial d’Israel que estan vinculats a l’agudització de les divisions socials. En termes generals, són els palestins els que suporten els costos de l’ocupació. Tanmateix existeixen alguns antagonismes potencials que són d’interès.
En primer lloc, l’Estat d’Israel inverteix molt en el desenvolupament dels assentaments, la qual cosa requereix un grau inusual d’inversió en l’aparell repressiu. Necessàriament ha de desviar recursos del desenvolupament “intern”, inclús si la rendibilitat a llarg termini de la colonització s’espera que superi els costos. L’oposició entre la inversió en matèria militar i la inversió en matèria de benestar és un dels temes que ha sorgit en els últims debats a Israel. En segon lloc, la concentració del poder de classe que té lloc a Israel està vinculada amb el poder colonial. Per exemple, el problema específic en el centre de les protestes dels últims dies és l’habitatge. El sistema d’habitatge públic fou desenvolupat sobre una base colonial —literalment construint sobre terres i propietats palestines. El sistema actual permet als promotors i contractistes, els quals s’han enriquit enormement gràcies a la totalitat del projecte colonial (vegis el cas de l’empresa immobiliària israeliana “Colony”), paralitzar deliberadament els projectes urbanístics aprovats a fi d’inflar els preus. La decisió de Netanyahu de concedir l’estatus de “desenvolupament preferencial” als assentaments de colons a Cisjordània també ha ajudat a desviar la construcció d’habitatges als territoris fronterers.
La solució de Netanyahu és un “mercat lliure” —la reforma del sector de l’habitatge vers una major privatització. Els manifestants s’han negat a acceptar les seves propostes i, en conseqüència, és probable que aquestes continuïn. Aquest fet apunta a la forma com, sota el neoliberalisme, els antagonismes de classe d’Israel s’han aguditzat fins a cert punt. L’Estat del Benestar s’ha deteriorat i la taxa d’explotació de la classe treballadora ha augmentat de manera espectacular. Un estudi recent realitzat a Israel mostrava com “l’israelià mitjà treballa 12 anys abans que la seva remuneració acumulada sigui equivalent al salari mensual d’un CEO d’una gran empresa.” La desocupació és alta a Israel, sector que juntament amb el de la “improductivitat” és el de més ràpid creixement entre els treballadors. Abans de les últimes protestes, la resposta predominant dels treballadors israelians a aquesta situació havia sigut un viratge a la dreta, al prosionisme. L’extrema dreta va augmentar el seu poder, impulsada significativament pel suport dels immigrants russos, mentre que la immensa majoria dels treballadors israelians es podia comptar entre aquells que donaven suport als bestials actes d’agressió de l’Estat, com per exemple l’Operació Plom Fos. L’Estat s’havia fet més obscenament autoritari i racista, sovint sense gaires senyals de protesta. En qualsevol cas, però, les coses no continuaran d’aquesta manera. Com hem vist, la dreta disposa de mitjans per racialitzar la transició cap a una forma més salvatge d’apartheid capitalista —consideris aquesta diatriba extraordinàriament racista publicada al Los Angeles Times, sense cap tipus d’ironia o crítica, per un destacat economista israelià. L’argument és que els àrabs i els ultraortodoxos jueus són mandrosos i actuen com un llast per a l’economia. Segons ell, l’Estat del Benestar els estaria permetent ser mandrosos —i qualsevol pot imaginar quin tipus de polítiques poden implementar-se sobre la base d’uns arguments com aquests.
Però aquestes protestes constitueixen una forma de lluita de classes que té el potencial de debilitar l’extrema dreta i, si es desenvolupen fins a un cert nivell, portar la política a una crisi que debiliti el control sobre els palestins. L’Estat d’Israel tractarà, sense cap mena de dubte, de resoldre aquest conflicte transferint l’antagonisme a l’esfera colonial i fins i tot podria decidir-se a iniciar una nova guerra d’agressió. Però aquesta mena de solucions poden topar-se amb límits força seriosos, especialment si la revolta àrab s’aprofundeix i s’estén (des d’aquest punt de vista, el que està succeint ara a Hama i Tahrir és molt important). Certament, un atac israelià contra Iran podria ser suïcida i estúpid. Per tant, les opcions són limitades.
A més, un altre dels efectes del neoliberalisme fou el desenvolupament d’una “comunitat autònoma de negocis”, una elit més o menys cohesionada que devia ben poc a les institucions tradicionals de la societat israeliana, que progressivament va dirigir els seus negocis a l’exterior i que empenyé l’Estat a avançar cap a les negociacions directes amb la OLP amb l’objectiu d’arribar a un acord per a la protecció de la supremacia israeliana (El model de la “governabilitat” Palestina que va sorgir d’Oslo es constituïa així com una reestructuració neoliberal del colonialisme israelià). Històricament, l’Estat havia assumit el paper de la creació d’una burgesia jueva, ja que aquesta no existia com a tal a la Palestina d’abans de la creació d’Israel. Durant dècades, l’Estat havia mantingut un acord corporatiu amb la racista federació sindical Histradut, incorporant-la en els seus plans de desenvolupament i aconseguint el Partit Laborista un important domini electoral. Destacats sectors de capital foren desenvolupats segons el model “laborista sionista”. La nova crisi d’aquest model es resolgué parcialment amb el projecte de colonització de 1967, el qual donava accés a recursos, mà d’obra barata i un mercat domèstic més ampli al capital israelià. Aquesta estratègia va dissipar els conflictes interns de classe fent dels palestins ocupats l’escalafó més baix de la societat israeliana. Malgrat tot, Israel tampoc es va escapar de la crisi global del fordisme, així que emprengué una sèrie de respostes similars a les dutes a terme a la resta del món —privatització d’indústries estatals, desregulació dels mercats, apertura dels mercats d’importació i focalització en els d’exportació, foment de les finances. El canvi d’un Estat de desenvolupament impulsat a un de regit per la privatització i l’acumulació financaritzada fou acompanyat per un canvi en la dominació del Likud i consolidat amb el Pla d’Estabilització Econòmica de 1985 (sobre aquest tema, vegeu Adán Hanieh).
Aquest procés ha permès el sorgiment d’un sector privat orientat als negocis capitalistes i, consegüentment, ha obert algunes fissures potencials entre els diferents sectors de la classe dominant israeliana. L’exèrcit segueix essent la institució suprema i dominant en la societat i segueix oferint moltes oportunitats rendibles per al capital israelià. Amb tot i això, els seus interessos estan cada cop més en contradicció amb els de la més àmplia classe capitalista del país. La segona intifada palestina, per exemple —provocada per les incursions de l’exèrcit israelià i el fracàs dels palestins a l’hora d’aconseguir un mínim indici de justícia del procés d’Oslo—, va generar al capital israelià la pèrdua d’importants beneficis potencials. La reputació de la supremacia militar de l’exèrcit d’Israel ha significat durant molt de temps la promesa que podria extirpar qualsevol problema. Realment, però, els límits del poder militar es mostraren molt clarament al Líban l’any 2006.
Perquè a Israel la dinàmica colonial encara predomina, i perquè la gran majoria dels treballadors israelians no han començat a trencar amb el sionisme, i de fet molts raonablement podrien pretendre obtenir-ne algun benefici, l’evolució dels antagonismes socials i les fissures al si de l’elit depenen principalment del context regional. Si la Primavera Àrab continua i es radicalitza, és possible que presenciem un debilitament de la posició d’Israel, de la seva utilitat per a Washington i de la seva capacitat per sostenir les polítiques militars —unes polítiques que importants sectors de la classe dominant ja consideren una càrrega—, fet que al seu torn obriria perspectives de grans lluites socials a Israel. De no ser així, llavors sospito que la classe dominant israeliana pot resoldre les seves dificultats a costa dels palestins i donar un pas més en el camí cap a algun tipus de feixisme.
Lenin's Tomb es el pseudònim i el nom del blog on publica un company del Socialist Workers Party organització germana d'En lluita a Gran Bretanya.
Traduït per Ivan Montejo
quinta-feira, 11 de agosto de 2011
Las vacaciones rebeldes israelíes siguen sin mirar a los palestinos
2011ko abuztuaren 10ª, Gara http://www.gara.net (Euskal Herria/País Basco)
Los indignados israelíes están en contra del sistema neoliberal pero no tienen nada en común, según el autor, que llama la atención sobre la diferencia entre el perfil de judío blanco proyectada por los medios y muchos de los acampados, originarios de la periferia (Asia o África). Los activistas temen que el gobierno pueda recurrir a una provocación militar como salida a la crisis interna. Podría tratarse de una agresión contra Líbano o contra los territorios ocupados.
Sergio Yahni, Alternative Information Center (Jerusalén)
Stanley Fischer, el gobernador del Banco central, reduce los problemas sociales en Israel a cuatro fenómenos principales: la vivienda, el costo de la vida, los impuestos y la incapacidad del gobierno para proporcionar los servicios que demanda el público. Unas carencias sociales que han sido tasadas en 60.000 millones de shekel (15.000 millones de euros) por el Ministerio de Finanzas, que asegura que el Estado podría hacerse cargo de estas necesidades. Sin embargo, las miles de personas que se han establecido en plazas y las cientos de miles que se han manifestado desde el 30 de julio exigen un cambio fundamental en las prioridades estatales israelíes, la eliminación del régimen neoliberal y el reestablecimiento del Estado de bienestar. Parafraseando lo que los propios manifestantes corean en las marchas: «la revolución».
Sin embargo, el gobierno de Benjamin Netanyahu (Likud) carece de voluntad política para resolver los problemas que se denuncian en la protesta. De hecho, apuesta por una política de más de lo mismo e intenta utilizar las movilizaciones para profundizar en su proyecto neoliberal. Fichser ya ha recogido el guante y aboga por la creación de comités con capacidad para saltarse los procesos legales de planificación urbana, así como la reforma en el mercado de tierras. Es decir, que las grandes constructoras encuentren menos limitaciones ecológicas y sociales y que se acelere el proceso de privatización de las tierras del Estado. No se puede olvidar que, a día de hoy, el 93% de las tierras de Israel son propiedad de refugiados palestinos que están protegidas por garantías a la ONU desde 1950.
La cuestión sobre la que todos piensan y nadie habla son los palestinos. Los activistas temen que esta cuestión sea utilizada por el gobierno como arma en su contra. En todas las manifestaciones, los oradores aseguran que judíos y árabes son socios en la lucha. Pero nadie está dispuesto a definir qué significa esta llamada, teniendo en cuenta la heterogeneidad de la protesta.
Los activistas temen que el gobierno pueda recurrir a una provocación militar como salida ante la crisis interna. Podría tratarse de una agresión contra Líbano o contra los territorios palestinos ocupados. De hecho, hay quien piensa que el asesinato de dos palestinos el pasado 31 de julio puede tener relación con este aumento del descontento social. Tampoco se puede olvidar que Israel se prepara para un setiembre caliente ante la iniciativa lanzada por la Organización para la Liberación Palestina (OLP) destinada a que la ONU reconozca un estado palestino independiente.
Una de las sugerencias más radicales lanzadas por los indignados es la reducción del presupuesto de Defensa. Pero esta demanda ya se ha encontrado con el rechazo frontal de los políticos israelíes, que se escudan en las demandas palestinas para insistir en su carrera armamentística. De hecho, el jefe del Estado Mayor hebreo, Benny Gantz, llamó la atención sobre el período actual en el que se encuentra Tel Aviv. Gantz aseguró que los mandos castrenses se encuentran a la espera de iniciativas de protesta no violenta «en zonas de conflicto junto al muro o frente a las colonias». Por ello, el Ejército está adquiriendo más armas y desarrollando redes de inteligencia. «A pesar de la protesta social, no está en la agenda del Gobierno recortar el presupuesto de Defensa», aclaró Netanyahu.
Las miles de personas que se han lanzado a la protesta no son un bloque homogéneo y no tienen liderazgo reconocido. Rechazan el régimen neoliberal, la privatización de los servicios públicos y la íntima relación entre gobierno y capital. Al margen de esto, no están de acuerdo en nada. No existe un liderazgo nacional ni tampoco un campamento representa a otro. Ni siquiera se ha introducido la dinámica asamblearia que permite tomar decisiones por consenso, lo que provoca que cualquier grupo de activistas pueda tomar decisiones al margen de otro colectivo.
Sin embargo, una de las acampadas, la ubicada en el Bulevard Rothschild de Tel Aviv, se ha establecido como referencia para la prensa local e internacional, que los ven como una dirección de facto del movimiento. Esto no quiere decir que el resto de acampados se sientan representados. La clave está en la imagen que proyecta este núcleo, formado en su mayoría por sectores de las clases medias, que se contraponen al grueso de los acampados: inquilinos de vivienda pública, madres solteras, inmigrantes judíos de Asia y África y trabajadores extranjeros.
Las protestas seguirán durante todo el verano, a no ser que ocurran sucesos imprevistos. Pero la división entre el Bulevar Rothschild y las acampadas de la periferia, cuyos integrantes no tienen otras opciones, llegará en setiembre, cuando las clases medias regresen a la rutina y pongan fin a sus vacaciones rebeldes. Entonces quedarán los marginados, los que no tienen otra alternativa.
Los indignados israelíes están en contra del sistema neoliberal pero no tienen nada en común, según el autor, que llama la atención sobre la diferencia entre el perfil de judío blanco proyectada por los medios y muchos de los acampados, originarios de la periferia (Asia o África). Los activistas temen que el gobierno pueda recurrir a una provocación militar como salida a la crisis interna. Podría tratarse de una agresión contra Líbano o contra los territorios ocupados.
Sergio Yahni, Alternative Information Center (Jerusalén)
Stanley Fischer, el gobernador del Banco central, reduce los problemas sociales en Israel a cuatro fenómenos principales: la vivienda, el costo de la vida, los impuestos y la incapacidad del gobierno para proporcionar los servicios que demanda el público. Unas carencias sociales que han sido tasadas en 60.000 millones de shekel (15.000 millones de euros) por el Ministerio de Finanzas, que asegura que el Estado podría hacerse cargo de estas necesidades. Sin embargo, las miles de personas que se han establecido en plazas y las cientos de miles que se han manifestado desde el 30 de julio exigen un cambio fundamental en las prioridades estatales israelíes, la eliminación del régimen neoliberal y el reestablecimiento del Estado de bienestar. Parafraseando lo que los propios manifestantes corean en las marchas: «la revolución».
Sin embargo, el gobierno de Benjamin Netanyahu (Likud) carece de voluntad política para resolver los problemas que se denuncian en la protesta. De hecho, apuesta por una política de más de lo mismo e intenta utilizar las movilizaciones para profundizar en su proyecto neoliberal. Fichser ya ha recogido el guante y aboga por la creación de comités con capacidad para saltarse los procesos legales de planificación urbana, así como la reforma en el mercado de tierras. Es decir, que las grandes constructoras encuentren menos limitaciones ecológicas y sociales y que se acelere el proceso de privatización de las tierras del Estado. No se puede olvidar que, a día de hoy, el 93% de las tierras de Israel son propiedad de refugiados palestinos que están protegidas por garantías a la ONU desde 1950.
La cuestión sobre la que todos piensan y nadie habla son los palestinos. Los activistas temen que esta cuestión sea utilizada por el gobierno como arma en su contra. En todas las manifestaciones, los oradores aseguran que judíos y árabes son socios en la lucha. Pero nadie está dispuesto a definir qué significa esta llamada, teniendo en cuenta la heterogeneidad de la protesta.
Los activistas temen que el gobierno pueda recurrir a una provocación militar como salida ante la crisis interna. Podría tratarse de una agresión contra Líbano o contra los territorios palestinos ocupados. De hecho, hay quien piensa que el asesinato de dos palestinos el pasado 31 de julio puede tener relación con este aumento del descontento social. Tampoco se puede olvidar que Israel se prepara para un setiembre caliente ante la iniciativa lanzada por la Organización para la Liberación Palestina (OLP) destinada a que la ONU reconozca un estado palestino independiente.
Una de las sugerencias más radicales lanzadas por los indignados es la reducción del presupuesto de Defensa. Pero esta demanda ya se ha encontrado con el rechazo frontal de los políticos israelíes, que se escudan en las demandas palestinas para insistir en su carrera armamentística. De hecho, el jefe del Estado Mayor hebreo, Benny Gantz, llamó la atención sobre el período actual en el que se encuentra Tel Aviv. Gantz aseguró que los mandos castrenses se encuentran a la espera de iniciativas de protesta no violenta «en zonas de conflicto junto al muro o frente a las colonias». Por ello, el Ejército está adquiriendo más armas y desarrollando redes de inteligencia. «A pesar de la protesta social, no está en la agenda del Gobierno recortar el presupuesto de Defensa», aclaró Netanyahu.
Las miles de personas que se han lanzado a la protesta no son un bloque homogéneo y no tienen liderazgo reconocido. Rechazan el régimen neoliberal, la privatización de los servicios públicos y la íntima relación entre gobierno y capital. Al margen de esto, no están de acuerdo en nada. No existe un liderazgo nacional ni tampoco un campamento representa a otro. Ni siquiera se ha introducido la dinámica asamblearia que permite tomar decisiones por consenso, lo que provoca que cualquier grupo de activistas pueda tomar decisiones al margen de otro colectivo.
Sin embargo, una de las acampadas, la ubicada en el Bulevard Rothschild de Tel Aviv, se ha establecido como referencia para la prensa local e internacional, que los ven como una dirección de facto del movimiento. Esto no quiere decir que el resto de acampados se sientan representados. La clave está en la imagen que proyecta este núcleo, formado en su mayoría por sectores de las clases medias, que se contraponen al grueso de los acampados: inquilinos de vivienda pública, madres solteras, inmigrantes judíos de Asia y África y trabajadores extranjeros.
Las protestas seguirán durante todo el verano, a no ser que ocurran sucesos imprevistos. Pero la división entre el Bulevar Rothschild y las acampadas de la periferia, cuyos integrantes no tienen otras opciones, llegará en setiembre, cuando las clases medias regresen a la rutina y pongan fin a sus vacaciones rebeldes. Entonces quedarán los marginados, los que no tienen otra alternativa.
quarta-feira, 27 de julho de 2011
¿BOICOT AL FASCISMO?
Políticas que han frustrado a los palestinos durante años son aplicadas a israelíes de clase media
27 Julio 2011, Rebelión http://www.rebelion.org (México)
Mark LeVine*
Al-Jazeera. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Durante la semana pasada indignados jóvenes residentes de Tel Aviv han estado realizando una sentada, o, para ser más exactos, una ‘tiendada’, a lo largo del elegante Rothschild Boulevard para protestar porque los precios en el mercado de la vivienda han subido tanto que han dejado de ser asequibles en la capital cultural y económica de Israel. Las manifestaciones han llamado la atención de los medios internacionales e israelíes, y The Guardian incluso comparó a los manifestantes con los revolucionarios por la democracia en Egipto y otros países árabes.
Las protestas podrán ser algo nuevo, pero el proceso contra el que los habitantes de las tiendas protestan existe en Tel Aviv, como en otras ciudades del mundo, desde hace por lo menos dos décadas. Hasta hace poco, las principales víctimas de los altos precios de las viviendas no eran jóvenes judíos israelíes de clase media que ya no se pueden permitir vivir cerca de la acción cultural y económica en Tel Aviv, sino residentes palestinos pobres en Jaffa, expulsados por la elitización y que no tuvieron ningún otro sitio al que ir.
Después de la guerra de 1948, cuando Jaffa, como la mayoría de las otras ciudades y aldeas palestinas fueron vaciadas de la vasta mayoría de su población, la otrora orgullosa ciudad se convirtió en un pobre y decrépito vecindario de Tel Aviv y pasó por un proceso de judeización, y solo quedaron 5.000 de por lo menos 70.000 palestinos. Esa población aumentó varias veces en las décadas siguientes, pero cuando Jaffa se convirtió repentinamente en un vecindario de moda para la emergente clase yuppie judía de Israel desde fines de los años ochenta, los precios comenzaron a aumentar.
Mediante una serie de mecanismos legales y económicos la creciente población palestina fue expulsada de los restantes vecindarios de Jaffa como Ajami y Jebaliya, que eran bastante interesantes por su ubicación al borde del mar. Los residentes se quejaron de una clara política de judeización mediante la planificación y otros mecanismos, pero fueron rechazados cuando llevaron su caso a la municipalidad de Tel Aviv.
“¿Qué podemos hacer? – el mercado es el mercado”, declaró más de un funcionario. En otras palabras, no era una política del Estado, sino más bien fuerzas naturales del mercado las que estaban expulsando a palestinos de clase trabajadora, y a sus vecinos judíos, de esos vecindarios.
Por cierto, ese argumento carecía de sentido. El Estado israelí ha estado profundamente involucrado en la neoliberalización de la economía del país, de la cual Tel Aviv era el epicentro natural. Como parte de este proceso tendía a utilizar las así llamadas “fuerzas del mercado” como parte de sus instrumentos para posibilitar una mayor penetración judía en las ciudades y vecindarios palestinos que eran considerados como prioridades para la judeización. El que judíos también hayan sido víctimas no era relevante, ya que eran reemplazados por aún más judíos, y los que eran excluidos siempre tenían “algún otro sitio” donde ir.
Jóvenes judíos podían “colonizar” ciudades vecinas como Bat Yam – el equivalente a mudarse de Manhattan a partes menos deseables pero que pronto serían elitizadas de Brooklyn o Queens en los años ochenta. Los palestinos, sin embargo, no tenían literalmente ningún sitio al cual ir excepto unas pocas ciudades palestinas que también sufrían de escasez de viviendas.
La resistencia fue generalmente fútil; más de una familia palestina colocó tiendas para vivir en los mal mantenidos parques de Jaffa después de ser expulsados de sus casas, como protesta contra su expulsión y porque no se podían permitir vivir en otra parte. Las tiendas se convirtieron en parte del paisaje después de un tiempo, pero terminaron por desaparecer.
Mientras tanto, la elitización mantuvo su ritmo, sea mediante falsas monstruosidades de la era otomana como el área de Andromeda Hill o el aún más perverso Centro Peres por la Paz, construido –significativamente– sobre terrenos expropiados a refugiados de Jaffa, incluso en el cementerio del vecindario, cuyas lápidas restantes se tambalean sobre el cerro a lo largo del límite sur del Centro.
Mientras tanto, a fines del año pasado, la Corte Suprema israelí aprobó la construcción de una urbanización para viviendas de un grupo religioso sionista en el corazón de Ajami, en terrenos de refugiados que les fueron cedidos en arriendo por la municipalidad y la Administración de Tierras Israelíes, a pesar de enérgicas protestas de los residentes locales palestinos y de grupos israelíes por los derechos humanos.
Y mientras se desarrolla este proceso, las partes árabes restantes de Ajami, sufren por la droga, la violencia y la negligencia del gobierno (como lo ilustra la cinta Ajami de 2010), mientras activistas que presionan con demasiada fuerza contra la situación pueden contar con ser objeto de diversos grados de la “educación Shabak” que palestinos a ambos lados de la Línea Verde siempre han sufrido cuando cuestionan las premisas básicas del régimen israelí.
¿De mercados a boicots?
Mientras este proceso se limitaba a Jaffa, la mayoría de los israelíes, incluidos los residentes de Tel Aviv no se preocupaban mucho del tema. Después de todo, lo que sucedía en Jaffa era lo que había pasado en todo el país durante décadas; era el modus operandi para el cual se creó el Estado de Israel.
¿Qué es diferente ahora? Actualmente, los que son obligados a irse son israelíes de clase media y no tienen dónde ir; por lo menos no a algún sitio de su gusto. Ricos expatriados judíos y judíos de la Diáspora, que han comprado gran parte de las viviendas de Ajami, se encuentran ahora entre los más importantes compradores de apartamentos en Tel Aviv, mientras se dice a los jóvenes judíos askenazíes que viven actualmente en tiendas que deben mudarse a la “periferia” y colonizar partes muchos menos interesantes del país que las ciudades satélite de Tel Aviv.
Activistas gay se quejan de que solo se sienten en casa en Tel Aviv, mientras pretendientes a ser creadores culturales sienten poco deseo de mudarse a ciudades en desarrollo pobladas por judíos Mizrahi de clase trabajadora o recientes inmigrantes de la antigua Unión Soviética o Etiopia.
Podréis pensar que es una historia fascinante. ¿Pero qué tiene que ver con un artículo sobre “boicot al fascismo”, como dice el título? Resulta que tiene mucho que ver. El sufrimiento de jóvenes israelíes a manos del mercado de la vivienda de Tel Aviv ilustra un fenómeno más amplio que afecta actualmente el tejido de la sociedad israelí en su conjunto: Procesos y políticas que durante años o incluso décadas han sido desplegados sobre, o han afectado a, la comunidad palestina a ambos lados de la Línea Verde, también afectan negativamente ahora a israelíes judíos de la corriente dominante. Pero casi nadie entiende la génesis del problema, y por lo tanto la cólera es dirigida en la dirección equivocada o se disipa porque, después de todo, el mercado es el mercado: ¿qué le vamos a hacer?
Otro ejemplo de este proceso es el debate que rodea la aprobación en la semana pasada por la Knéset [parlamento israelí] de la así llamada ley “Antiboicot” que ahora ilegalizó que israelíes apoyen o participen en el boicot de Israel o incluso de los asentamientos o productos hechos en los asentamientos, y que permite que los objetivos de boicots demanden a los partidarios de estos por daños sin tener que demostrar el verdadero daño sufrido.
La nueva ley ha causado una tormenta de protestas dentro y fuera de Israel, y críticos izquierdistas afirman que llevará a extranjeros a peguntarse si “hay realmente democracia aquí” y, aún más dañino, a argumentar que su aprobación presagia la llegada del fascismo a Israel, sea “silencioso” o “intenso y palpable”.
Se argumenta que una ley semejante restringe la libertad de expresión, refleja una clara tiranía de la mayoría dentro de la política israelí, borra la distinción entre Israel y los Territorios Ocupados, lesionará los esfuerzos de varios grupos por la paz por ayudar a resucitar el moribundo proceso de paz, y forma parte de un proceso más amplio para despojar a la Corte Suprema israelí de su independencia. De un modo más amplio, en las palabras del usualmente conservador columnista de Maariv, Ben Caspit, representa una derecha que “se vuelve frenética” y que amenaza la supuesta estructura democrática de Israel.
Pero igual que el problema de la vivienda en Tel Aviv, esas afirmaciones solo son válidas si se considera a la sociedad israelí judía. Para los ciudadanos palestinos de Israel, y mucho más aún para los palestinos en los Territorios Ocupados, Israel siempre ha sido – usando la palabra como si estuviera jugando– fascista.
¿El problema es fascismo o nacionalismo?
La fórmula básica para el fascismo, el de un Estado corporativista altamente militarizado, que maneja las relaciones entre los trabajadores y el capital en nombre de un “pueblo” míticamente definido que excluye a todos los que considera como no pertenecientes al colectivo, lo que define bien el tipo de etnonacionalismo que ha dominado durante mucho tiempo la ideología sionista.
Además, el tipo de exclusivismo que está en el corazón de todas las identidades nacionalistas es aumentado con esteroides ideológicos en los discursos autoritarios nacionalistas que subyacen al fascismo, cómo han demostrado trágicamente las experiencias italiana y alemana. Los etnonacionalismos, y particularmente los que emergen en escenarios de asentamientos coloniales como en Israel, Sudáfrica, EE.UU., Australia y Argelia Francesa, también se basan en formas extremas de exclusivismos y expansionismo territorial que tienen que negar los derechos básicos e incluso la humanidad a poblaciones indígenas a fin de lograr su objetivo de asegurar su control y / o soberanía sobre la “patria”.
El geógrafo israelí Juval Portugali define nacionalismo como el “orden social generativo” del sionismo, que consolida la relación entre el pueblo judío/israelí y el territorio que reivindica. Este orden generativo ha sido históricamente exclusivista con mucha más frecuencia de lo que ha sido abierto a identidades plurales, por lo cual la (re)emergencia de nacionalismos ha causado con tanta frecuencia la guerra – especialmente cuando se les ha sumado un proyecto de asentamiento colonial.
En Israel este proceso es evidenciado en el poderoso papel del Estado y del ejército israelíes en todos los aspectos de la vida del país, desde el período dominado por socialistas laboristas antes de 1948 hasta el presente neoliberal. Ha conformado una realidad política en la cual los palestinos, sean ciudadanos del Estado israelí o habitantes de Cisjordania y Gaza ocupados, siempre han tenido menos derechos, por ley y costumbre, que los judíos.
Por lo tanto no es sorprendente, para recordar las quejas de los que critican la nueva ley antiboicot, que los palestinos a ambos lados de la Línea Verde hayan sido privados desde hace tiempo de los derechos civiles y políticos de la igualdad de ciudadanía. Su libertad de expresión ha sido limitada durante mucho tiempo en diversos grados, siempre han sufrido la tiranía de la mayoría judía, nunca ha habido una distinción entre los Territorios Ocupados e Israel (de ahí la masiva expansión de la empresa de los asentamientos incluso durante Oslo), y la Corte Suprema nunca se ha apartado del consenso político dominante en Israel en apoyo a la ocupación – sea en Jaffa o Jerusalén Este.
En resumen, la izquierda se ha “vuelto frenética” en los territorios igual que la derecha. Por cierto, toda la noción de que exista una diferencia básica entre la izquierda y la derecha sionista ha sido históricamente poco más que la estrategia retórica del “buen policía y el mal policía” para confundir a los extranjeros sobre su acuerdo básico con los temas cruciales que rodean el control sobre el territorio de la Palestina del Mandato.
Por cierto, los palestinos lo han comprendido hace tiempo, incluso si estadounidenses y europeos han preferido mantener su ignorancia más o menos intencionalmente. Laboristas, Likud o Kadima; la ocupación continúa. (Al escribir estas líneas Ha’aretz informa que la Administración Civil y el ejército israelí están involucrados en otro importante robo de tierras en el corazón de Cisjordania, tratando de que grandes áreas, incluidas las que contienen puestos avanzados “ilegales”, sean declaradas tierras estatales para que Israel se pueda apoderar permanentemente de ellas antes de cualquier acuerdo de paz.)
El futuro de los boicots
Contra este nivel a largo plazo de dominación y discriminación institucionalizadas, los palestinos han probado muchos medios de resistencia, ninguno de los cuales ha tenido mucho éxito hasta ahora. En un artículo reciente discutí algunos de los medios de resistencia de base cultural, no violentos, que podrían lograr un cierto éxito contra el poder del Estado israelí.
Como señala Yousef Munayyer en su reciente artículo de opinión, la nueva ley antiboicot ha tenido el efecto saludable de estimular más interés por el boicot y un movimiento de BDS más amplio. También, con razón, que ya que la ocupación no puede existir sin el apoyo masivo del Estado israelí, toda la premisa de la mayoría de los movimientos contra los que se dirige la ley –grupos izquierdistas israelíes que tratan de boicotear productos de los asentamientos o instituciones culturales / educacionales– es extremadamente deficiente, ya que solo al enfrentar todo el aparato del Estado israelí un movimiento de boicot puede esperar lograr detener la fuerza implacable de la ocupación.
El desafío que enfrenta un movimiento semejante, sin embargo, es que ideologías que comparte el ADN del fascismo están genéticamente predispuestas a creer que el mundo está en su contra y que su existencia está en constante peligro desde el interior y el exterior. En el caso israelí, mientras más exitoso llegue a ser un movimiento de boicot, más se sentirá justificado el Estado israelí para defenderse, con el apoyo de una gran parte del público, utilizando cualesquiera medios a su disposición –desde el tiroteo contra manifestantes desarmados al lanzamiento de masivas campañas de propaganda.
Además, sus dirigentes y sus seguidores de menor cuantía están cada vez más dispuestos a satanizar e incluso a actuar contra miembros del colectivo que cuestiona la ideología y las políticas oficiales. Es, desde luego, algo que no se aplica solo a Israel actual, ni a los regímenes autoritarios del mundo árabe, como deja en claro el artículo de opinión de William Cook del 21 de julio, que describe similitudes entre las subversiones de la libertad de expresión del gobierno israelí y del estadounidense.
Contra un adversario tan poderoso, los palestinos y sus partidarios en el movimiento de BDS tendrán que elaborar un conjunto extremadamente creativo y persuasivo de argumentos, y las estrategias para difundirlos en todo el globo, a fin de tener una probabilidad de superar las abrumadoras ventajas que poseen el gobierno israelí y sus partidarios. En mi próximo artículo, consideraré algunos de los principios, estrategias y tácticas clave del movimiento en la actualidad y exploraré cómo sus fuerzas y sus debilidades auguran el futuro próximo de la lucha contra la Ocupación.
*Mark Le Vine es profesor de historia en la UC Irvine e investigador en el Centro de Estudios del Oriente Medio en la Lud University en Suecia, y autor, hace poco de Heavy Metal Islam: Rock, Resistance, and the Struggle for the soul of Islam (Random House 2008) e Impossible Peace: Israel/Palestine Since 1989 (Zed Books, 2009).
Fuente: http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/07/201172594733901222.html
27 Julio 2011, Rebelión http://www.rebelion.org (México)
Mark LeVine*
Al-Jazeera. Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Durante la semana pasada indignados jóvenes residentes de Tel Aviv han estado realizando una sentada, o, para ser más exactos, una ‘tiendada’, a lo largo del elegante Rothschild Boulevard para protestar porque los precios en el mercado de la vivienda han subido tanto que han dejado de ser asequibles en la capital cultural y económica de Israel. Las manifestaciones han llamado la atención de los medios internacionales e israelíes, y The Guardian incluso comparó a los manifestantes con los revolucionarios por la democracia en Egipto y otros países árabes.
Las protestas podrán ser algo nuevo, pero el proceso contra el que los habitantes de las tiendas protestan existe en Tel Aviv, como en otras ciudades del mundo, desde hace por lo menos dos décadas. Hasta hace poco, las principales víctimas de los altos precios de las viviendas no eran jóvenes judíos israelíes de clase media que ya no se pueden permitir vivir cerca de la acción cultural y económica en Tel Aviv, sino residentes palestinos pobres en Jaffa, expulsados por la elitización y que no tuvieron ningún otro sitio al que ir.
Después de la guerra de 1948, cuando Jaffa, como la mayoría de las otras ciudades y aldeas palestinas fueron vaciadas de la vasta mayoría de su población, la otrora orgullosa ciudad se convirtió en un pobre y decrépito vecindario de Tel Aviv y pasó por un proceso de judeización, y solo quedaron 5.000 de por lo menos 70.000 palestinos. Esa población aumentó varias veces en las décadas siguientes, pero cuando Jaffa se convirtió repentinamente en un vecindario de moda para la emergente clase yuppie judía de Israel desde fines de los años ochenta, los precios comenzaron a aumentar.
Mediante una serie de mecanismos legales y económicos la creciente población palestina fue expulsada de los restantes vecindarios de Jaffa como Ajami y Jebaliya, que eran bastante interesantes por su ubicación al borde del mar. Los residentes se quejaron de una clara política de judeización mediante la planificación y otros mecanismos, pero fueron rechazados cuando llevaron su caso a la municipalidad de Tel Aviv.
“¿Qué podemos hacer? – el mercado es el mercado”, declaró más de un funcionario. En otras palabras, no era una política del Estado, sino más bien fuerzas naturales del mercado las que estaban expulsando a palestinos de clase trabajadora, y a sus vecinos judíos, de esos vecindarios.
Por cierto, ese argumento carecía de sentido. El Estado israelí ha estado profundamente involucrado en la neoliberalización de la economía del país, de la cual Tel Aviv era el epicentro natural. Como parte de este proceso tendía a utilizar las así llamadas “fuerzas del mercado” como parte de sus instrumentos para posibilitar una mayor penetración judía en las ciudades y vecindarios palestinos que eran considerados como prioridades para la judeización. El que judíos también hayan sido víctimas no era relevante, ya que eran reemplazados por aún más judíos, y los que eran excluidos siempre tenían “algún otro sitio” donde ir.
Jóvenes judíos podían “colonizar” ciudades vecinas como Bat Yam – el equivalente a mudarse de Manhattan a partes menos deseables pero que pronto serían elitizadas de Brooklyn o Queens en los años ochenta. Los palestinos, sin embargo, no tenían literalmente ningún sitio al cual ir excepto unas pocas ciudades palestinas que también sufrían de escasez de viviendas.
La resistencia fue generalmente fútil; más de una familia palestina colocó tiendas para vivir en los mal mantenidos parques de Jaffa después de ser expulsados de sus casas, como protesta contra su expulsión y porque no se podían permitir vivir en otra parte. Las tiendas se convirtieron en parte del paisaje después de un tiempo, pero terminaron por desaparecer.
Mientras tanto, la elitización mantuvo su ritmo, sea mediante falsas monstruosidades de la era otomana como el área de Andromeda Hill o el aún más perverso Centro Peres por la Paz, construido –significativamente– sobre terrenos expropiados a refugiados de Jaffa, incluso en el cementerio del vecindario, cuyas lápidas restantes se tambalean sobre el cerro a lo largo del límite sur del Centro.
Mientras tanto, a fines del año pasado, la Corte Suprema israelí aprobó la construcción de una urbanización para viviendas de un grupo religioso sionista en el corazón de Ajami, en terrenos de refugiados que les fueron cedidos en arriendo por la municipalidad y la Administración de Tierras Israelíes, a pesar de enérgicas protestas de los residentes locales palestinos y de grupos israelíes por los derechos humanos.
Y mientras se desarrolla este proceso, las partes árabes restantes de Ajami, sufren por la droga, la violencia y la negligencia del gobierno (como lo ilustra la cinta Ajami de 2010), mientras activistas que presionan con demasiada fuerza contra la situación pueden contar con ser objeto de diversos grados de la “educación Shabak” que palestinos a ambos lados de la Línea Verde siempre han sufrido cuando cuestionan las premisas básicas del régimen israelí.
¿De mercados a boicots?
Mientras este proceso se limitaba a Jaffa, la mayoría de los israelíes, incluidos los residentes de Tel Aviv no se preocupaban mucho del tema. Después de todo, lo que sucedía en Jaffa era lo que había pasado en todo el país durante décadas; era el modus operandi para el cual se creó el Estado de Israel.
¿Qué es diferente ahora? Actualmente, los que son obligados a irse son israelíes de clase media y no tienen dónde ir; por lo menos no a algún sitio de su gusto. Ricos expatriados judíos y judíos de la Diáspora, que han comprado gran parte de las viviendas de Ajami, se encuentran ahora entre los más importantes compradores de apartamentos en Tel Aviv, mientras se dice a los jóvenes judíos askenazíes que viven actualmente en tiendas que deben mudarse a la “periferia” y colonizar partes muchos menos interesantes del país que las ciudades satélite de Tel Aviv.
Activistas gay se quejan de que solo se sienten en casa en Tel Aviv, mientras pretendientes a ser creadores culturales sienten poco deseo de mudarse a ciudades en desarrollo pobladas por judíos Mizrahi de clase trabajadora o recientes inmigrantes de la antigua Unión Soviética o Etiopia.
Podréis pensar que es una historia fascinante. ¿Pero qué tiene que ver con un artículo sobre “boicot al fascismo”, como dice el título? Resulta que tiene mucho que ver. El sufrimiento de jóvenes israelíes a manos del mercado de la vivienda de Tel Aviv ilustra un fenómeno más amplio que afecta actualmente el tejido de la sociedad israelí en su conjunto: Procesos y políticas que durante años o incluso décadas han sido desplegados sobre, o han afectado a, la comunidad palestina a ambos lados de la Línea Verde, también afectan negativamente ahora a israelíes judíos de la corriente dominante. Pero casi nadie entiende la génesis del problema, y por lo tanto la cólera es dirigida en la dirección equivocada o se disipa porque, después de todo, el mercado es el mercado: ¿qué le vamos a hacer?
Otro ejemplo de este proceso es el debate que rodea la aprobación en la semana pasada por la Knéset [parlamento israelí] de la así llamada ley “Antiboicot” que ahora ilegalizó que israelíes apoyen o participen en el boicot de Israel o incluso de los asentamientos o productos hechos en los asentamientos, y que permite que los objetivos de boicots demanden a los partidarios de estos por daños sin tener que demostrar el verdadero daño sufrido.
La nueva ley ha causado una tormenta de protestas dentro y fuera de Israel, y críticos izquierdistas afirman que llevará a extranjeros a peguntarse si “hay realmente democracia aquí” y, aún más dañino, a argumentar que su aprobación presagia la llegada del fascismo a Israel, sea “silencioso” o “intenso y palpable”.
Se argumenta que una ley semejante restringe la libertad de expresión, refleja una clara tiranía de la mayoría dentro de la política israelí, borra la distinción entre Israel y los Territorios Ocupados, lesionará los esfuerzos de varios grupos por la paz por ayudar a resucitar el moribundo proceso de paz, y forma parte de un proceso más amplio para despojar a la Corte Suprema israelí de su independencia. De un modo más amplio, en las palabras del usualmente conservador columnista de Maariv, Ben Caspit, representa una derecha que “se vuelve frenética” y que amenaza la supuesta estructura democrática de Israel.
Pero igual que el problema de la vivienda en Tel Aviv, esas afirmaciones solo son válidas si se considera a la sociedad israelí judía. Para los ciudadanos palestinos de Israel, y mucho más aún para los palestinos en los Territorios Ocupados, Israel siempre ha sido – usando la palabra como si estuviera jugando– fascista.
¿El problema es fascismo o nacionalismo?
La fórmula básica para el fascismo, el de un Estado corporativista altamente militarizado, que maneja las relaciones entre los trabajadores y el capital en nombre de un “pueblo” míticamente definido que excluye a todos los que considera como no pertenecientes al colectivo, lo que define bien el tipo de etnonacionalismo que ha dominado durante mucho tiempo la ideología sionista.
Además, el tipo de exclusivismo que está en el corazón de todas las identidades nacionalistas es aumentado con esteroides ideológicos en los discursos autoritarios nacionalistas que subyacen al fascismo, cómo han demostrado trágicamente las experiencias italiana y alemana. Los etnonacionalismos, y particularmente los que emergen en escenarios de asentamientos coloniales como en Israel, Sudáfrica, EE.UU., Australia y Argelia Francesa, también se basan en formas extremas de exclusivismos y expansionismo territorial que tienen que negar los derechos básicos e incluso la humanidad a poblaciones indígenas a fin de lograr su objetivo de asegurar su control y / o soberanía sobre la “patria”.
El geógrafo israelí Juval Portugali define nacionalismo como el “orden social generativo” del sionismo, que consolida la relación entre el pueblo judío/israelí y el territorio que reivindica. Este orden generativo ha sido históricamente exclusivista con mucha más frecuencia de lo que ha sido abierto a identidades plurales, por lo cual la (re)emergencia de nacionalismos ha causado con tanta frecuencia la guerra – especialmente cuando se les ha sumado un proyecto de asentamiento colonial.
En Israel este proceso es evidenciado en el poderoso papel del Estado y del ejército israelíes en todos los aspectos de la vida del país, desde el período dominado por socialistas laboristas antes de 1948 hasta el presente neoliberal. Ha conformado una realidad política en la cual los palestinos, sean ciudadanos del Estado israelí o habitantes de Cisjordania y Gaza ocupados, siempre han tenido menos derechos, por ley y costumbre, que los judíos.
Por lo tanto no es sorprendente, para recordar las quejas de los que critican la nueva ley antiboicot, que los palestinos a ambos lados de la Línea Verde hayan sido privados desde hace tiempo de los derechos civiles y políticos de la igualdad de ciudadanía. Su libertad de expresión ha sido limitada durante mucho tiempo en diversos grados, siempre han sufrido la tiranía de la mayoría judía, nunca ha habido una distinción entre los Territorios Ocupados e Israel (de ahí la masiva expansión de la empresa de los asentamientos incluso durante Oslo), y la Corte Suprema nunca se ha apartado del consenso político dominante en Israel en apoyo a la ocupación – sea en Jaffa o Jerusalén Este.
En resumen, la izquierda se ha “vuelto frenética” en los territorios igual que la derecha. Por cierto, toda la noción de que exista una diferencia básica entre la izquierda y la derecha sionista ha sido históricamente poco más que la estrategia retórica del “buen policía y el mal policía” para confundir a los extranjeros sobre su acuerdo básico con los temas cruciales que rodean el control sobre el territorio de la Palestina del Mandato.
Por cierto, los palestinos lo han comprendido hace tiempo, incluso si estadounidenses y europeos han preferido mantener su ignorancia más o menos intencionalmente. Laboristas, Likud o Kadima; la ocupación continúa. (Al escribir estas líneas Ha’aretz informa que la Administración Civil y el ejército israelí están involucrados en otro importante robo de tierras en el corazón de Cisjordania, tratando de que grandes áreas, incluidas las que contienen puestos avanzados “ilegales”, sean declaradas tierras estatales para que Israel se pueda apoderar permanentemente de ellas antes de cualquier acuerdo de paz.)
El futuro de los boicots
Contra este nivel a largo plazo de dominación y discriminación institucionalizadas, los palestinos han probado muchos medios de resistencia, ninguno de los cuales ha tenido mucho éxito hasta ahora. En un artículo reciente discutí algunos de los medios de resistencia de base cultural, no violentos, que podrían lograr un cierto éxito contra el poder del Estado israelí.
Como señala Yousef Munayyer en su reciente artículo de opinión, la nueva ley antiboicot ha tenido el efecto saludable de estimular más interés por el boicot y un movimiento de BDS más amplio. También, con razón, que ya que la ocupación no puede existir sin el apoyo masivo del Estado israelí, toda la premisa de la mayoría de los movimientos contra los que se dirige la ley –grupos izquierdistas israelíes que tratan de boicotear productos de los asentamientos o instituciones culturales / educacionales– es extremadamente deficiente, ya que solo al enfrentar todo el aparato del Estado israelí un movimiento de boicot puede esperar lograr detener la fuerza implacable de la ocupación.
El desafío que enfrenta un movimiento semejante, sin embargo, es que ideologías que comparte el ADN del fascismo están genéticamente predispuestas a creer que el mundo está en su contra y que su existencia está en constante peligro desde el interior y el exterior. En el caso israelí, mientras más exitoso llegue a ser un movimiento de boicot, más se sentirá justificado el Estado israelí para defenderse, con el apoyo de una gran parte del público, utilizando cualesquiera medios a su disposición –desde el tiroteo contra manifestantes desarmados al lanzamiento de masivas campañas de propaganda.
Además, sus dirigentes y sus seguidores de menor cuantía están cada vez más dispuestos a satanizar e incluso a actuar contra miembros del colectivo que cuestiona la ideología y las políticas oficiales. Es, desde luego, algo que no se aplica solo a Israel actual, ni a los regímenes autoritarios del mundo árabe, como deja en claro el artículo de opinión de William Cook del 21 de julio, que describe similitudes entre las subversiones de la libertad de expresión del gobierno israelí y del estadounidense.
Contra un adversario tan poderoso, los palestinos y sus partidarios en el movimiento de BDS tendrán que elaborar un conjunto extremadamente creativo y persuasivo de argumentos, y las estrategias para difundirlos en todo el globo, a fin de tener una probabilidad de superar las abrumadoras ventajas que poseen el gobierno israelí y sus partidarios. En mi próximo artículo, consideraré algunos de los principios, estrategias y tácticas clave del movimiento en la actualidad y exploraré cómo sus fuerzas y sus debilidades auguran el futuro próximo de la lucha contra la Ocupación.
*Mark Le Vine es profesor de historia en la UC Irvine e investigador en el Centro de Estudios del Oriente Medio en la Lud University en Suecia, y autor, hace poco de Heavy Metal Islam: Rock, Resistance, and the Struggle for the soul of Islam (Random House 2008) e Impossible Peace: Israel/Palestine Since 1989 (Zed Books, 2009).
Fuente: http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/07/201172594733901222.html
quinta-feira, 7 de julho de 2011
ARIK ASCHERMAN: UNA FORMA SIONISTA DE DEFENDER A LOS PALESTINOS
29 junio 2011, Periodistas en Español (España)
Mel Frykberg (IPS/Jerusalén).- El rabino Arik Ascherman es, a la vez que un
ardiente sionista y religioso que cree que Dios hizo un pacto con su pueblo y la tierra de Israel, un persistente luchador por la defensa de los derechos humanos, en especial de los palestinos.
"Creo que la mejor forma de proteger a mis hijos y salvaguardar su futuro es luchar por la justicia y tomar partido por el sufrimiento de los palestinos", dijo Ascherman a IPS.
El desgarbado rabino, con su espesa barba y maraña de rulos bajo un solideo desplazándose por las colinas de Cisjordania puede confundirse con uno de los fanáticos colonos israelíes que se enfrentan con los palestinos.
Pero es todo lo contrario, Ascherman ayuda a los agricultores palestinos a cosechar aceitunas, reconstruir las casas destruidas por el ejército israelí y cavar pozos de agua. También es común que oficie de escudo humano cuando soldados y colonos judíos atacan a los palestinos.
"No hay nada como dejarse golpear por las fuerzas de seguridad israelí para formar un lazo común con ellos y darles una nueva perspectiva de quienes consideran su enemigo", río Ascherman, integrantes de Rabinos por los derechos humanos (Rabbis for Human Rights).
"Fui atacado y detenido varias veces y encarcelado una vez por policías y soldados israelíes, pero también los palestinos me rompieron los vidrios del automóvil creyendo que era un colono", relató.
Ascherman, casado con dos hijos, llegó a Israel en 1994 desde Estados Unidos.
La organización fue creada en 1988 para defender la causa de los pobres israelíes y defender los derechos de las minorías, incluidos los palestinos. También lucha contra el abuso de trabajadores extranjeros, a favor de la igualdad de género y de la erradicación de la trata de mujeres.
En 2006 recibió el prestigioso premio de paz Niwano por trabajar en un contexto interconfesional y, en 2011, Ascherman y el rabino Ehud Bandel obtuvieron el Gandhi por la Paz.
El sionismo es comparado con el racismo y el fanatismo porque se lo asocia con la expulsión de los palestinos de su histórico territorio y la violación de sus derechos.
La organización sostiene que defiende la auténtica voz de los sionistas y la tradición judía de defender los derechos humanos.
"Hay diferentes corrientes sionistas, las que son religiosas y las que no. Algunas las aborrezco y me desagradan, pero no representan a todos los judíos", respondió Ascherman al ser consultado por la expropiación de tierras a los palestinos para crear el estado de Israel en 1948.
"Hubo sionistas que fueron excluyentes y no quisieron compartir el territorio con los palestinos. Pero también estuvieron los pioneros sionistas socialistas que sí estaban dispuestos a hacerlo y se veían viviendo junto a ellos a la vanguardia de la revolución social", señaló.
"Creo en el derecho de los judíos a vivir en Israel y a existir, pero la tradición judía señala que la justicia y los derechos humanos triunfan sobre la creación del Gran Israel", añadió.
Gran parte del trabajo de Rabinos por los Derechos Humanos se desarrolla en Cisjordania, donde gracias a sus reclamaciones legales, agricultores palestinos pudieron acceder otra vez a sus huertos tras varios años de prohibición.
La labor de la organización en Jerusalén oriental sufre una enorme presión.
La situación en Cisjordania se tranquilizó un poco, pero en Jerusalén oriental la tensión es grande. Ascherman cree que es posible que haya una tercera Intifada (levantamiento palestino) y que ocurriría en esa parte de la ciudad.
"En Cisjordania puedo utilizar ciertas herramientas de la democracia israelí para luchar por los derechos de los palestinos y llegar a los medios. Pero en Jerusalén la situación es otra. Veo las mismas señales de enojo y frustración entre los palestinos que precedieron a la segunda Intifada", observó.
"Las autoridades israelíes están decididas a limitar la presencia palestina en Jerusalén oriental y seguir haciendo lugar a sus colonos. Muchas de esas iniciativas están financiadas por judíos ricos del exterior", indicó.
Todas las personas están obligadas a desempeñar su papel, incluso si el problema no se resuelve de inmediato, añadió.
Mel Frykberg (IPS/Jerusalén).- El rabino Arik Ascherman es, a la vez que un
ardiente sionista y religioso que cree que Dios hizo un pacto con su pueblo y la tierra de Israel, un persistente luchador por la defensa de los derechos humanos, en especial de los palestinos.
"Creo que la mejor forma de proteger a mis hijos y salvaguardar su futuro es luchar por la justicia y tomar partido por el sufrimiento de los palestinos", dijo Ascherman a IPS.
El desgarbado rabino, con su espesa barba y maraña de rulos bajo un solideo desplazándose por las colinas de Cisjordania puede confundirse con uno de los fanáticos colonos israelíes que se enfrentan con los palestinos.
Pero es todo lo contrario, Ascherman ayuda a los agricultores palestinos a cosechar aceitunas, reconstruir las casas destruidas por el ejército israelí y cavar pozos de agua. También es común que oficie de escudo humano cuando soldados y colonos judíos atacan a los palestinos.
"No hay nada como dejarse golpear por las fuerzas de seguridad israelí para formar un lazo común con ellos y darles una nueva perspectiva de quienes consideran su enemigo", río Ascherman, integrantes de Rabinos por los derechos humanos (Rabbis for Human Rights).
"Fui atacado y detenido varias veces y encarcelado una vez por policías y soldados israelíes, pero también los palestinos me rompieron los vidrios del automóvil creyendo que era un colono", relató.
Ascherman, casado con dos hijos, llegó a Israel en 1994 desde Estados Unidos.
La organización fue creada en 1988 para defender la causa de los pobres israelíes y defender los derechos de las minorías, incluidos los palestinos. También lucha contra el abuso de trabajadores extranjeros, a favor de la igualdad de género y de la erradicación de la trata de mujeres.
En 2006 recibió el prestigioso premio de paz Niwano por trabajar en un contexto interconfesional y, en 2011, Ascherman y el rabino Ehud Bandel obtuvieron el Gandhi por la Paz.
El sionismo es comparado con el racismo y el fanatismo porque se lo asocia con la expulsión de los palestinos de su histórico territorio y la violación de sus derechos.
La organización sostiene que defiende la auténtica voz de los sionistas y la tradición judía de defender los derechos humanos.
"Hay diferentes corrientes sionistas, las que son religiosas y las que no. Algunas las aborrezco y me desagradan, pero no representan a todos los judíos", respondió Ascherman al ser consultado por la expropiación de tierras a los palestinos para crear el estado de Israel en 1948.
"Hubo sionistas que fueron excluyentes y no quisieron compartir el territorio con los palestinos. Pero también estuvieron los pioneros sionistas socialistas que sí estaban dispuestos a hacerlo y se veían viviendo junto a ellos a la vanguardia de la revolución social", señaló.
"Creo en el derecho de los judíos a vivir en Israel y a existir, pero la tradición judía señala que la justicia y los derechos humanos triunfan sobre la creación del Gran Israel", añadió.
Gran parte del trabajo de Rabinos por los Derechos Humanos se desarrolla en Cisjordania, donde gracias a sus reclamaciones legales, agricultores palestinos pudieron acceder otra vez a sus huertos tras varios años de prohibición.
La labor de la organización en Jerusalén oriental sufre una enorme presión.
La situación en Cisjordania se tranquilizó un poco, pero en Jerusalén oriental la tensión es grande. Ascherman cree que es posible que haya una tercera Intifada (levantamiento palestino) y que ocurriría en esa parte de la ciudad.
"En Cisjordania puedo utilizar ciertas herramientas de la democracia israelí para luchar por los derechos de los palestinos y llegar a los medios. Pero en Jerusalén la situación es otra. Veo las mismas señales de enojo y frustración entre los palestinos que precedieron a la segunda Intifada", observó.
"Las autoridades israelíes están decididas a limitar la presencia palestina en Jerusalén oriental y seguir haciendo lugar a sus colonos. Muchas de esas iniciativas están financiadas por judíos ricos del exterior", indicó.
Todas las personas están obligadas a desempeñar su papel, incluso si el problema no se resuelve de inmediato, añadió.
segunda-feira, 27 de junho de 2011
EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO
26 Junio 2011, TeleSUR http://www.telesurtv.net (Venezuela)
Meir Dagan, quien durante los últimos ocho años dirigió las operaciones secretas de Israel, está en el ojo de la tormenta por haber formulado declaraciones que el gobierno considera inconvenientes. El gobierno de Israel le ha solicitado que devuelva su pasaporte diplomático inmediatamente
Por: Pierre Klochendler
Según informó el domingo el Canal Dos de Israel, se ha pedido al extitular de la agencia de inteligencia Mosad, Meir Dagan, que devolviera su pasaporte diplomático inmediatamente. El informe sugirió que el espía habló demasiado sobre asuntos delicados como la carrera nuclear de Irán y la campaña palestina para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) apruebe la declaración de su Estado.
La crónica televisiva presumió que el pedido puede apuntar a un deseo de “vengarse” de Dagan, un manifiesto crítico del primer ministro Benjamín Netanyahu. En reacción al informe, la oficina del primer ministro declaró con total naturalidad que “los pasaportes diplomáticos se extienden a funcionarios para que los ayuden en sus responsabilidades. Según la regulación, cuando un individuo ya no asume un puesto oficial se le requiere renunciar a su documento”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, agregó el comunicado, permitió que Dagan conserve su pasaporte diplomático para viajes inminentes. A su regreso del exterior deberá devolverlo inmediatamente. Sin embargo, la decisión es inusual. Se acostumbra a que una persona a la que se le extendió ese tipo de pasaporte y ya no cumple responsabilidades oficiales pueda usarlo hasta su expiración.
Dagan ha formulado varias controvertidas declaraciones públicas en las últimas semanas y meses. En mayo, durante una conferencia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, declaró sin rodeos que una acción militar contra Irán sería “una idea estúpida”. Luego, a comienzos de este mes, Dagan dijo en la Universidad de Tel Aviv que un ataque a Irán “significaría una guerra regional y en ese caso se le estaría dando a Irán el mejor motivo posible para continuar con el programa nuclear. El desafío regional que enfrentaría Israel sería imposible”, enfatizó.
Dagan también advirtió que Israel podría resultar aislado a consecuencia de la falta de una iniciativa de paz con los palestinos. Se lamentó de que sucesivos líderes hubieran descartado la iniciativa de paz saudita de 2002, que se comprometía a mantener vínculos diplomáticos plenos con Israel a cambio de una retirada total de los territorios palestinos ocupados. En los últimos meses se retiraron otros altos jefes de seguridad. Ellos son el jefe de las fuerzas armadas Gaby Ashkenazi; el director de los Servicios de Seguridad (conocidos por sus siglas en hebreo Shin Bet) Yuval Diskin, y and Amos Yadlin, jefe de inteligencia militar.
Los analistas de temas de seguridad consideran que ellos tres, junto con Dagan, son fuerzas moderadas dentro del proceso de toma de decisiones. En contraste con Dagan, los otros jefes retirados se han abstenido ampliamente de expresar en público sus puntos de vista personales, manteniendo una fachada de oficialidad. Pero la controversia en torno al pasaporte de Dagan llevó a Ashkenazi a romper su silencio, aunque de manera cauta. ”Confío en que los nuevos jefes de seguridad no dudarán en expresar sus posiciones en los foros adecuados”, declaró.
Lo que parece haber puesto fin a la tolerancia de Netanyahu ante las críticas de Dagan fueron las recientes entrevistas que el segundo concedió a periódicos israelíes y en las que cuestionó la decisión del primer ministro y de su ministro de Defensa, Ehud Barak. “Decidí hablar porque, cuando estaba en el cargo, Diskin, Ashkenazi y yo podíamos bloquear cualquier aventura peligrosa… Ahora temo que no haya nadie que detenga a Bibi (apodo de Netanyahu) y a Barak”, dijo Dagan a la prensa.
Dagan es admirado por varios israelíes por su desempeño como jefe del Mosad durante los gobiernos de tres primeros ministros. Según informes de medios extranjeros, estuvo al frente de varias osadas operaciones que se consideraron importantes logros en materia de seguridad. Entre ellas, retrasar por lo menos tres años el programa nuclear de Irán cooperando con el sabotaje de las computadoras que regulan sus centrifugadores y comandando la eliminación de científicos iraníes.
También se le acredita haber preparado el terreno para el bombardeo, en 2007, del reactor nuclear sirio de Deir al-Zor, y haber planificado el asesinato de Imad Mughniyeh, jefe de operaciones del movimiento chiita libanés Hezbolá, ocurrido un año después en Damasco. Una de las últimas operaciones conocidas cuyo presunto estratega fue Dagan fue el asesinato de Mahmoud al-Mabhouh, un integrante de alto rango de Hamás (acrónimo árabe del palestino Movimiento de Resistencia Islámica) involucrado en la compra de armas a Irán y en su posterior contrabando hacia Gaza. Su muerte tuvo lugar el año pasado en Dubai.
Irónicamente, la investigación de la policía de Dubai demostró que durante la operación se usaron pasaportes extranjeros falsificados de varios países con los que Israel tenía relaciones amistosas. La revelación causó vergüenza e ira en esos países. Gran Bretaña y Australia expulsaron a diplomáticos israelíes. Pero lo que vuelve a estas declaraciones escandalosamente perturbadoras, y al mismo tiempo fidedignas, es que Dagan no es una paloma de la paz, ni en sus opiniones ni en los hechos. No es un gran creyente en lograr la paz con los palestinos y se opone fuertemente a un Estado palestino delimitado por las fronteras de 1967.
Según las leyes, un funcionario que se retira de un alto puesto de seguridad no puede postularse a la elección durante los tres años siguientes. La medida busca crear una mayor separación entre el Poder Ejecutivo y las fuerzas armadas. Pero ninguna ley prohibe a los funcionarios que estuvieron en el centro de las decisiones del gobierno manifestar sus puntos de vista luego de años de silencio disciplinado.
Por esto, muchos coinciden en que no se trata simplemente de que Dagan esté preocupado. Creen que está preparando el camino para dedicarse a la política, como muchos otros exgenerales. El propio Barak fue comandante en jefe de las fuerzas armadas a comienzos de los años 90. Algunos altos asesores de Netanyahu se apresuraron a acusar a Dagan de participar en un complot político diseñado para derrocar al primer minsitro. Dagan actuó sin “responsabilidad nacional”, afirman, y sus declaraciones “debilitan la democracia de Israel”.
Sin embargo, la tesis del golpe de Estado fue descartada por Nahum Barnea, uno de los más destacados columnistas de Israel. ”No se trata de una junta militar que ha conspirado contra la dirigencia elegida”, escribió Barnea en el periódico Iediot Ajronot. ”Éstas son personas que, por sus puestos, estuvieron expuestas a los secretos mejor guardados del Estado y participaron en las discusiones más íntimas con el primer ministro y el ministro de Defensa. No se trata tanto de que su opinión sea importante como civiles; su testimonio es importante porque son personas que estuvieron allí. Y su testimonio es perturbador“, sostuvo.
Fuente: http://periodismohumano.com/sociedad/el-hombre-que-sabia-demasiado.html
Meir Dagan, quien durante los últimos ocho años dirigió las operaciones secretas de Israel, está en el ojo de la tormenta por haber formulado declaraciones que el gobierno considera inconvenientes. El gobierno de Israel le ha solicitado que devuelva su pasaporte diplomático inmediatamente
Por: Pierre Klochendler
Según informó el domingo el Canal Dos de Israel, se ha pedido al extitular de la agencia de inteligencia Mosad, Meir Dagan, que devolviera su pasaporte diplomático inmediatamente. El informe sugirió que el espía habló demasiado sobre asuntos delicados como la carrera nuclear de Irán y la campaña palestina para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) apruebe la declaración de su Estado.
La crónica televisiva presumió que el pedido puede apuntar a un deseo de “vengarse” de Dagan, un manifiesto crítico del primer ministro Benjamín Netanyahu. En reacción al informe, la oficina del primer ministro declaró con total naturalidad que “los pasaportes diplomáticos se extienden a funcionarios para que los ayuden en sus responsabilidades. Según la regulación, cuando un individuo ya no asume un puesto oficial se le requiere renunciar a su documento”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, agregó el comunicado, permitió que Dagan conserve su pasaporte diplomático para viajes inminentes. A su regreso del exterior deberá devolverlo inmediatamente. Sin embargo, la decisión es inusual. Se acostumbra a que una persona a la que se le extendió ese tipo de pasaporte y ya no cumple responsabilidades oficiales pueda usarlo hasta su expiración.
Dagan ha formulado varias controvertidas declaraciones públicas en las últimas semanas y meses. En mayo, durante una conferencia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, declaró sin rodeos que una acción militar contra Irán sería “una idea estúpida”. Luego, a comienzos de este mes, Dagan dijo en la Universidad de Tel Aviv que un ataque a Irán “significaría una guerra regional y en ese caso se le estaría dando a Irán el mejor motivo posible para continuar con el programa nuclear. El desafío regional que enfrentaría Israel sería imposible”, enfatizó.
Dagan también advirtió que Israel podría resultar aislado a consecuencia de la falta de una iniciativa de paz con los palestinos. Se lamentó de que sucesivos líderes hubieran descartado la iniciativa de paz saudita de 2002, que se comprometía a mantener vínculos diplomáticos plenos con Israel a cambio de una retirada total de los territorios palestinos ocupados. En los últimos meses se retiraron otros altos jefes de seguridad. Ellos son el jefe de las fuerzas armadas Gaby Ashkenazi; el director de los Servicios de Seguridad (conocidos por sus siglas en hebreo Shin Bet) Yuval Diskin, y and Amos Yadlin, jefe de inteligencia militar.
Los analistas de temas de seguridad consideran que ellos tres, junto con Dagan, son fuerzas moderadas dentro del proceso de toma de decisiones. En contraste con Dagan, los otros jefes retirados se han abstenido ampliamente de expresar en público sus puntos de vista personales, manteniendo una fachada de oficialidad. Pero la controversia en torno al pasaporte de Dagan llevó a Ashkenazi a romper su silencio, aunque de manera cauta. ”Confío en que los nuevos jefes de seguridad no dudarán en expresar sus posiciones en los foros adecuados”, declaró.
Lo que parece haber puesto fin a la tolerancia de Netanyahu ante las críticas de Dagan fueron las recientes entrevistas que el segundo concedió a periódicos israelíes y en las que cuestionó la decisión del primer ministro y de su ministro de Defensa, Ehud Barak. “Decidí hablar porque, cuando estaba en el cargo, Diskin, Ashkenazi y yo podíamos bloquear cualquier aventura peligrosa… Ahora temo que no haya nadie que detenga a Bibi (apodo de Netanyahu) y a Barak”, dijo Dagan a la prensa.
Dagan es admirado por varios israelíes por su desempeño como jefe del Mosad durante los gobiernos de tres primeros ministros. Según informes de medios extranjeros, estuvo al frente de varias osadas operaciones que se consideraron importantes logros en materia de seguridad. Entre ellas, retrasar por lo menos tres años el programa nuclear de Irán cooperando con el sabotaje de las computadoras que regulan sus centrifugadores y comandando la eliminación de científicos iraníes.
También se le acredita haber preparado el terreno para el bombardeo, en 2007, del reactor nuclear sirio de Deir al-Zor, y haber planificado el asesinato de Imad Mughniyeh, jefe de operaciones del movimiento chiita libanés Hezbolá, ocurrido un año después en Damasco. Una de las últimas operaciones conocidas cuyo presunto estratega fue Dagan fue el asesinato de Mahmoud al-Mabhouh, un integrante de alto rango de Hamás (acrónimo árabe del palestino Movimiento de Resistencia Islámica) involucrado en la compra de armas a Irán y en su posterior contrabando hacia Gaza. Su muerte tuvo lugar el año pasado en Dubai.
Irónicamente, la investigación de la policía de Dubai demostró que durante la operación se usaron pasaportes extranjeros falsificados de varios países con los que Israel tenía relaciones amistosas. La revelación causó vergüenza e ira en esos países. Gran Bretaña y Australia expulsaron a diplomáticos israelíes. Pero lo que vuelve a estas declaraciones escandalosamente perturbadoras, y al mismo tiempo fidedignas, es que Dagan no es una paloma de la paz, ni en sus opiniones ni en los hechos. No es un gran creyente en lograr la paz con los palestinos y se opone fuertemente a un Estado palestino delimitado por las fronteras de 1967.
Según las leyes, un funcionario que se retira de un alto puesto de seguridad no puede postularse a la elección durante los tres años siguientes. La medida busca crear una mayor separación entre el Poder Ejecutivo y las fuerzas armadas. Pero ninguna ley prohibe a los funcionarios que estuvieron en el centro de las decisiones del gobierno manifestar sus puntos de vista luego de años de silencio disciplinado.
Por esto, muchos coinciden en que no se trata simplemente de que Dagan esté preocupado. Creen que está preparando el camino para dedicarse a la política, como muchos otros exgenerales. El propio Barak fue comandante en jefe de las fuerzas armadas a comienzos de los años 90. Algunos altos asesores de Netanyahu se apresuraron a acusar a Dagan de participar en un complot político diseñado para derrocar al primer minsitro. Dagan actuó sin “responsabilidad nacional”, afirman, y sus declaraciones “debilitan la democracia de Israel”.
Sin embargo, la tesis del golpe de Estado fue descartada por Nahum Barnea, uno de los más destacados columnistas de Israel. ”No se trata de una junta militar que ha conspirado contra la dirigencia elegida”, escribió Barnea en el periódico Iediot Ajronot. ”Éstas son personas que, por sus puestos, estuvieron expuestas a los secretos mejor guardados del Estado y participaron en las discusiones más íntimas con el primer ministro y el ministro de Defensa. No se trata tanto de que su opinión sea importante como civiles; su testimonio es importante porque son personas que estuvieron allí. Y su testimonio es perturbador“, sostuvo.
Fuente: http://periodismohumano.com/sociedad/el-hombre-que-sabia-demasiado.html
quarta-feira, 15 de junho de 2011
Llamamiento desde Gaza en apoyo de la Flotilla de la Libertad II
15 junio 2011, Rebelión http://www.rebelion.org (México)
Fuente: Uruknet.info http://www.uruknet.info
Traducido del ingles para rebellion por Sinfo Fernández
En este día, nosotros, los palestinos de la asediada Franja de Gaza, cinco años después del comienzo del bloqueo, decimos ¡Basta ya de inacción, basta de discusiones, basta de esperas! El asedio contra la Franja de Gaza tiene que acabar ya en todas y cada una de sus manifestaciones.
Poco después de las democráticas elecciones de 2006, que fueron supervisadas por gentes y entidades de la comunidad internacional, las naciones que anteriormente proporcionaban ayuda y las organizaciones culturales presentes en Gaza nos retiraron su apoyo. A mediados de 2007, Israel y Egipto, que controlan nuestras fronteras, nos bloquearon a cal y canto, encerrando dentro a los palestinos e impidiendo que las exportaciones e importaciones atravesaran nuestras fronteras.
Desde el 27 de diciembre de 2008 al 18 de enero de 2009, Israel emprendió una brutal masacre contra Gaza, matando a más de 1.500 palestinos, la inmensa mayoría civiles inocentes, con más de 430 niños entre ellos, destruyendo además miles de hogares, negocios, industrias y edificios, incluidas universidades, escuelas, hospitales, instalaciones sanitarias, y devastando tramos inmensos del sistema de canalizaciones hídricas y de saneamiento.
Dos años y medio después de aquellos ataques, apenas se ha podido reconstruir alguna vivienda y unos pocos edificios; nuestro sistema de saneamiento y tratamiento de aguas fecales se halla en situación alarmante; las aguas residuales se siguen vertiendo al mar –por falta de instalaciones de tratamiento- contaminando nuestras aguas y los peces a lo largo de la costa donde nuestros pescadores se ven obligados a pescar, al tener prohibido superar las veinte millas náuticas que los acuerdos de Oslo concedieron a los palestinos-. El agua para beber y los cultivos están asimismo contaminados.
Los soldados israelíes siguen disparando, mutilando y asesinando a nuestros campesinos a lo largo de la frontera, se les impide ir a trabajar, a cultivar y recoger las cosechas de sus tierras, negándonos así productos ricos en vitaminas. Las deficiencias alimenticias y la desnutrición siguen aumentando, afectando al crecimiento de nuestros niños y a su capacidad para el estudio. Nuestra economía está destruida porque las fábricas no pueden funcionar sin electricidad. Nuestros estudiantes apenas tienen perspectiva alguna de poder salir a estudiar al extranjero, aunque tengan asegurados los billetes de desplazamiento y las becas, debido al control israelí del cruce de Erez y a que el cruce de Rafah bajo control egipcio está casi siempre cerrado. Nuestros enfermos sufren por falta de los necesarios medicamentos y suministros y equipamientos médicos.
Desde 2005, alrededor de 170 organizaciones palestinas suscribieron un llamamiento por el Boicot, la Desinversión y las Sanciones contra Israel a fin de presionarle para que cumpla el derecho internacional. Desde 2005, los palestinos nos reunimos semanalmente en los pueblos de la ocupada Cisjordania y de la ocupada Jerusalén Oriental para protestar contra las políticas de la ocupación israelí.
Los esfuerzos creativos puestos en marcha, como los buques de Free Gaza que rompieron el asedio en cinco ocasiones, la Marcha por la Libertad de Gaza, la Flotillla por la Libertad de Gaza y los muchos convoyes terrestres no deben interrumpir sus esfuerzos para romper el asedio, poniendo de relieve la inhumanidad que supone mantener a un millón y medio de gazatíes en una inmensa prisión al aire libre.
El 2 de diciembre pasado, 22 organizaciones internacionales entre las que figuraban Amnistía Internacional, Oxfam, Save the Children, Christian Aid y Medical Aid for Palestinians elaboraron el informe “Dashed Hopes, Continuation of the Gaza Blockage” [Esperanzas frustradas, prosigue el bloqueo contra Gaza], llamando a la acción internacional para obligar a Israel a que levante incondicionalmente el bloqueo, exponiendo que los palestinos de Gaza bajo el asedio israelí siguen viviendo en las mismas condiciones devastadoras de siempre. Human Rights Watch publicó un amplio informe titulado “Separated and Unequal” [Aislados y discriminados] que denunciaba las políticas israelíes como Apartheid, haciéndose eco de sentimientos parecidos de los activistas anti-apartheid sudafricanos.
El reciente anuncio que hizo Egipto de que abriría el cruce de Rafah no se ha cumplido completamente. Incluso aunque se abriera, significaría muy poco en relación con las importaciones y exportaciones de productos desde y hacia Gaza, y no mejorará la grave situación de pescadores, campesinos, ni las tasas de pobreza ni desempleo en Gaza.
Pedimos a los ciudadanos del mundo que se opongan a este medieval y letal bloqueo. El fracaso de las Naciones Unidas y sus numerosas organizaciones a la hora de condenar los crímenes de Israel demuestra su complicidad con este Estado. Sólo la sociedad civil es capaz de movilizarse para exigir que se aplique el derecho internacional y se acabe con la impunidad de Israel. La intervención de la sociedad civil fue eficaz a finales de la década de 1980 contra el régimen del apartheid sudafricano. Nelson Mandela y el arzobispo Desmond Tutu no sólo han descrito como apartheid el opresivo y violento control israelí de los palestinos, también se han unido a este llamamiento para que la sociedad civil mundial se movilice de nuevo.
Hacemos un llamamiento a las organizaciones de la sociedad civil por todo el mundo para que intensifiquen la campaña de sanciones contra Israel para obligarle a poner fin a su agresión. Llamamos a las naciones y ciudadanos del mundo que van a participar en la Flotilla de la Libertad II para que continúen con sus planes de navegar hacia Gaza donde los palestinos los recibiremos con los brazos abiertos. Las iniciativas de la sociedad civil como las Flotillas de la Libertad representan una posición de justicia y solidaridad con los asediados palestinos frente a la inacción de sus gobiernos. Pedimos al movimiento de la Flotilla que crezca y continúe navegando hacia nosotros hasta que se levante totalmente el asedio contra Gaza y se les garantice a sus habitantes los derechos humanos básicos y la libertad de movimiento de que disfrutan los ciudadanos de todo el mundo.
Relación de firmantes del llamamiento:
• Asociación de Profesores de Universidad
• Red de Organizaciones No Gubernamentales Palestinas.
• Universidad de Al-Aqsa
• Media Luna Roja Palestina de Gaza
• Sindicato de Organizaciones de Jóvenes
• Forum Cultural Árabe
• Sindicato de Trabajadores de la Sanidad
• Sindicato de Trabajadores de los Servicios Públicos
• Sindicado de Trabajadores del Sector Petroquímico y del Gas
• Sindicato de Trabajadores Agrícolas
• Comités Sindicales de Mujeres Trabajadoras
• Sindicato de Sinergias, Unidad de Mujeres.
• Comités Sindicales de Mujeres Palestinas
• Sociedad de Estudios sobre la Mujer
• Sociedad de Mujeres Trabajadoras
• Campaña de Estudiantes Palestinos por el Boicot Académico a Israel
• Grupo Estatal de Demócratas
• Jóvenes Palestinos contra el Apartheid
• Asociación Al-Quds por la Cultura y la Información
• Federación de Navegantes Palestinos
• Asociación Marítima Palestina de Pesca
• Comité de Mujeres Palestinas
• Unión Progresista de Estudiantes
• Sociedad Médica de Socorro
• Sociedad General de Rehabilitación
• Centro Cultural Afq Yadida para Mujeres y Niños
• Centro Cultural Deir Al-Balah para Mujeres y Niños
• Centro Cultural Maghazi para la Infancia
• Centro Al-Sahel para Mujeres y Jóvenes
• Escuelas Infantiles Gassan Kanfani
• Centro Rachel Corrie, Rafah
• Hermanas de la Ciudad de Olimpia de Rafah
• Centro Al-Awda de Rafah
• Hospital Al-Awda de Rafah
• Asociación Ajyal del Campo de Yabalia
• Sindicato de Palestinos de Gaza
• Centro Al Karmel
• Iniciativa Local de Nuseirat
• Unión de Comités Sanitarios de Beit Hanun
• Sociedad de la Media Luna Roja de Gaza
• Centro Cultural de Beit Lahiya
• Banco Al-Quds para la Cultura e Información Social
• Sindicato de Mujeres Trabajadoras Palestinas
• Alianza para los Niños de Oriente Medio-Gaza
• Iniciativa Local de Beit Hanun
Fuente: Uruknet.info http://www.uruknet.info
Traducido del ingles para rebellion por Sinfo Fernández
En este día, nosotros, los palestinos de la asediada Franja de Gaza, cinco años después del comienzo del bloqueo, decimos ¡Basta ya de inacción, basta de discusiones, basta de esperas! El asedio contra la Franja de Gaza tiene que acabar ya en todas y cada una de sus manifestaciones.
Poco después de las democráticas elecciones de 2006, que fueron supervisadas por gentes y entidades de la comunidad internacional, las naciones que anteriormente proporcionaban ayuda y las organizaciones culturales presentes en Gaza nos retiraron su apoyo. A mediados de 2007, Israel y Egipto, que controlan nuestras fronteras, nos bloquearon a cal y canto, encerrando dentro a los palestinos e impidiendo que las exportaciones e importaciones atravesaran nuestras fronteras.
Desde el 27 de diciembre de 2008 al 18 de enero de 2009, Israel emprendió una brutal masacre contra Gaza, matando a más de 1.500 palestinos, la inmensa mayoría civiles inocentes, con más de 430 niños entre ellos, destruyendo además miles de hogares, negocios, industrias y edificios, incluidas universidades, escuelas, hospitales, instalaciones sanitarias, y devastando tramos inmensos del sistema de canalizaciones hídricas y de saneamiento.
Dos años y medio después de aquellos ataques, apenas se ha podido reconstruir alguna vivienda y unos pocos edificios; nuestro sistema de saneamiento y tratamiento de aguas fecales se halla en situación alarmante; las aguas residuales se siguen vertiendo al mar –por falta de instalaciones de tratamiento- contaminando nuestras aguas y los peces a lo largo de la costa donde nuestros pescadores se ven obligados a pescar, al tener prohibido superar las veinte millas náuticas que los acuerdos de Oslo concedieron a los palestinos-. El agua para beber y los cultivos están asimismo contaminados.
Los soldados israelíes siguen disparando, mutilando y asesinando a nuestros campesinos a lo largo de la frontera, se les impide ir a trabajar, a cultivar y recoger las cosechas de sus tierras, negándonos así productos ricos en vitaminas. Las deficiencias alimenticias y la desnutrición siguen aumentando, afectando al crecimiento de nuestros niños y a su capacidad para el estudio. Nuestra economía está destruida porque las fábricas no pueden funcionar sin electricidad. Nuestros estudiantes apenas tienen perspectiva alguna de poder salir a estudiar al extranjero, aunque tengan asegurados los billetes de desplazamiento y las becas, debido al control israelí del cruce de Erez y a que el cruce de Rafah bajo control egipcio está casi siempre cerrado. Nuestros enfermos sufren por falta de los necesarios medicamentos y suministros y equipamientos médicos.
Desde 2005, alrededor de 170 organizaciones palestinas suscribieron un llamamiento por el Boicot, la Desinversión y las Sanciones contra Israel a fin de presionarle para que cumpla el derecho internacional. Desde 2005, los palestinos nos reunimos semanalmente en los pueblos de la ocupada Cisjordania y de la ocupada Jerusalén Oriental para protestar contra las políticas de la ocupación israelí.
Los esfuerzos creativos puestos en marcha, como los buques de Free Gaza que rompieron el asedio en cinco ocasiones, la Marcha por la Libertad de Gaza, la Flotillla por la Libertad de Gaza y los muchos convoyes terrestres no deben interrumpir sus esfuerzos para romper el asedio, poniendo de relieve la inhumanidad que supone mantener a un millón y medio de gazatíes en una inmensa prisión al aire libre.
El 2 de diciembre pasado, 22 organizaciones internacionales entre las que figuraban Amnistía Internacional, Oxfam, Save the Children, Christian Aid y Medical Aid for Palestinians elaboraron el informe “Dashed Hopes, Continuation of the Gaza Blockage” [Esperanzas frustradas, prosigue el bloqueo contra Gaza], llamando a la acción internacional para obligar a Israel a que levante incondicionalmente el bloqueo, exponiendo que los palestinos de Gaza bajo el asedio israelí siguen viviendo en las mismas condiciones devastadoras de siempre. Human Rights Watch publicó un amplio informe titulado “Separated and Unequal” [Aislados y discriminados] que denunciaba las políticas israelíes como Apartheid, haciéndose eco de sentimientos parecidos de los activistas anti-apartheid sudafricanos.
El reciente anuncio que hizo Egipto de que abriría el cruce de Rafah no se ha cumplido completamente. Incluso aunque se abriera, significaría muy poco en relación con las importaciones y exportaciones de productos desde y hacia Gaza, y no mejorará la grave situación de pescadores, campesinos, ni las tasas de pobreza ni desempleo en Gaza.
Pedimos a los ciudadanos del mundo que se opongan a este medieval y letal bloqueo. El fracaso de las Naciones Unidas y sus numerosas organizaciones a la hora de condenar los crímenes de Israel demuestra su complicidad con este Estado. Sólo la sociedad civil es capaz de movilizarse para exigir que se aplique el derecho internacional y se acabe con la impunidad de Israel. La intervención de la sociedad civil fue eficaz a finales de la década de 1980 contra el régimen del apartheid sudafricano. Nelson Mandela y el arzobispo Desmond Tutu no sólo han descrito como apartheid el opresivo y violento control israelí de los palestinos, también se han unido a este llamamiento para que la sociedad civil mundial se movilice de nuevo.
Hacemos un llamamiento a las organizaciones de la sociedad civil por todo el mundo para que intensifiquen la campaña de sanciones contra Israel para obligarle a poner fin a su agresión. Llamamos a las naciones y ciudadanos del mundo que van a participar en la Flotilla de la Libertad II para que continúen con sus planes de navegar hacia Gaza donde los palestinos los recibiremos con los brazos abiertos. Las iniciativas de la sociedad civil como las Flotillas de la Libertad representan una posición de justicia y solidaridad con los asediados palestinos frente a la inacción de sus gobiernos. Pedimos al movimiento de la Flotilla que crezca y continúe navegando hacia nosotros hasta que se levante totalmente el asedio contra Gaza y se les garantice a sus habitantes los derechos humanos básicos y la libertad de movimiento de que disfrutan los ciudadanos de todo el mundo.
Relación de firmantes del llamamiento:
• Asociación de Profesores de Universidad
• Red de Organizaciones No Gubernamentales Palestinas.
• Universidad de Al-Aqsa
• Media Luna Roja Palestina de Gaza
• Sindicato de Organizaciones de Jóvenes
• Forum Cultural Árabe
• Sindicato de Trabajadores de la Sanidad
• Sindicato de Trabajadores de los Servicios Públicos
• Sindicado de Trabajadores del Sector Petroquímico y del Gas
• Sindicato de Trabajadores Agrícolas
• Comités Sindicales de Mujeres Trabajadoras
• Sindicato de Sinergias, Unidad de Mujeres.
• Comités Sindicales de Mujeres Palestinas
• Sociedad de Estudios sobre la Mujer
• Sociedad de Mujeres Trabajadoras
• Campaña de Estudiantes Palestinos por el Boicot Académico a Israel
• Grupo Estatal de Demócratas
• Jóvenes Palestinos contra el Apartheid
• Asociación Al-Quds por la Cultura y la Información
• Federación de Navegantes Palestinos
• Asociación Marítima Palestina de Pesca
• Comité de Mujeres Palestinas
• Unión Progresista de Estudiantes
• Sociedad Médica de Socorro
• Sociedad General de Rehabilitación
• Centro Cultural Afq Yadida para Mujeres y Niños
• Centro Cultural Deir Al-Balah para Mujeres y Niños
• Centro Cultural Maghazi para la Infancia
• Centro Al-Sahel para Mujeres y Jóvenes
• Escuelas Infantiles Gassan Kanfani
• Centro Rachel Corrie, Rafah
• Hermanas de la Ciudad de Olimpia de Rafah
• Centro Al-Awda de Rafah
• Hospital Al-Awda de Rafah
• Asociación Ajyal del Campo de Yabalia
• Sindicato de Palestinos de Gaza
• Centro Al Karmel
• Iniciativa Local de Nuseirat
• Unión de Comités Sanitarios de Beit Hanun
• Sociedad de la Media Luna Roja de Gaza
• Centro Cultural de Beit Lahiya
• Banco Al-Quds para la Cultura e Información Social
• Sindicato de Mujeres Trabajadoras Palestinas
• Alianza para los Niños de Oriente Medio-Gaza
• Iniciativa Local de Beit Hanun
terça-feira, 10 de maio de 2011
ISRAEL: GRITOS DE UN PAÍS CORRUPTO
1 de Mayo de 2011, Centro de Información Alternativa (Israel) http://alternativenews.org/castellano
Michael Warschawski
Una década atrás, Avraham Burg, publicó un artículo titulado "La revolución sionista ha muerto". Este artículo recibió la atención internacional y se publicó en la mayoría de los grandes periódicos del mundo occidental. Una especie de elogio para el Estado de Israel o, más exactamente, un elogio al sueño de Israel de ser "una luz para las naciones".
El ex presidente del Knesset sostuvo entonces que la visión sionista fue enterrada a consecuencia de dos fenómenos: la ocupación y la corrupción. Varios días después de la publicación de este artículo, me encontré con él y le expresé mi sorpresa: "el hecho de que la ocupación y el control sobre otro pueblo transforme a Israel en un estado fascista, no es una sorpresa. Pero la corrupción?, ¿Cómo se diferencia de la corrupción en Italia, Francia o España? Todos los países capitalistas está infectado con la corrupción, y esto no hará que el país o su régimen democrático colapsen.. "Abraham sonrió y dijo:" usted es un gran experto en la ocupación, pero no tienen una idea de lo que está sucediendo en la institución política, y tampoco es consciente del nivel de decadencia al que esta ha llegado".
Más de diez años han pasado, y nadie en Israel puede seguir ignorando el hecho de que el Estado de Israel es de hecho un país corrupto. El ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, el Ministro de Finanzas Abraham Hirschzon, Ministro del Interior Ariyeh Deri y ahora los cargos contra el viceprimer ministro y ministro de Relaciones Exteriores. A esto hay que añadir un presidente que fue declarado culpable de cargo de violación y acoso sexual, y un viceprimer ministro que fue juzgado por acoso sexual.
Según informes de la prensa, las sospechas contra Ivet Liberman son inclusive más graves que todo lo que hemos conocido hasta la fecha, aunque todavía es demasiado pronto para saber si los cargos serán presionados, porque Lieberman, al igual que los hombres de la mafia de los Estados Unidos, es un experto en la explotación (y creación) de "ambigüedades" dentro de la ley, y es así como se las arregló para estirar su investigación durante más de cinco años.
El estado de Israel necesita una doble revolución: en primer lugar, una revolución democrática, anti-colonial en la que los ciudadanos palestinos, sin duda, juegan un papel primordial. Esta revolución no sólo debe poner fin a la ocupación colonial de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, sino que debe producir un cambio estructural que lleve a la transformación del estado de Israel como estado judío a un estado democrático para todos sus ciudadanos.
En segundo lugar, una revolución social que priorice a los trabajadores en lugar de los capitalistas, que tienen un absoluto desprecio por la ley, como si todavía viviéramos en un sistema feudal. El estado de bienestar fue destruido por Benjamín Netanyahu cuando era Ministro de Hacienda y ahora, como primer ministro, ha transformado a Israel en un estado de piratas, al cual utiliza como una herramienta para su enriquecimiento personal a niveles desconocidos.
El Instituto Nacional de Seguros de Israel, acaba de publicar datos sobre el grado de pobreza en Israel, que supera incluso la de los Estados Unidos, y ni qué hablar de los países europeos.
Cuanto más se enriquece Israel -hoy se encuentra entre los países occidentales más ricos -, la mayoría del público se empobrecen. Más del 30% de los niños en Israel vive por debajo del nivel de pobreza. Mientras que los grupos corruptos cuentan sus miles de millones, lavan dinero en todo el mundo y viven en un lujo escandaloso, miles de niños en la periferia geográfica y social comen carne sólo una vez a la semana, y estamos hablando de un estado tan rico como España o Italia.
Hace varios años el veterano periodista Arieh Avnery escribió un libro titulado "Gritos de un país corrupto". Eso fue el grito del "antiguo Israel" por la transformación de Israel en una república bananera en la que el capital y el Estado se han convertido en una sola cosa y sólo sirven a los intereses privados de los capitalistas, que perciben al Estado como un instrumento cuyo único propósito es ayudarles en el aumento de su propiedad. Desde entonces, la situación es aún peor. En sus comienzos, el Estado de Israel fue un instrumento para desposeer a los palestinos de su país. Hoy en día se ha convertido en una herramienta capitalista para robar también a los ciudadanos judíos.
Michael Warschawski
Una década atrás, Avraham Burg, publicó un artículo titulado "La revolución sionista ha muerto". Este artículo recibió la atención internacional y se publicó en la mayoría de los grandes periódicos del mundo occidental. Una especie de elogio para el Estado de Israel o, más exactamente, un elogio al sueño de Israel de ser "una luz para las naciones".
El ex presidente del Knesset sostuvo entonces que la visión sionista fue enterrada a consecuencia de dos fenómenos: la ocupación y la corrupción. Varios días después de la publicación de este artículo, me encontré con él y le expresé mi sorpresa: "el hecho de que la ocupación y el control sobre otro pueblo transforme a Israel en un estado fascista, no es una sorpresa. Pero la corrupción?, ¿Cómo se diferencia de la corrupción en Italia, Francia o España? Todos los países capitalistas está infectado con la corrupción, y esto no hará que el país o su régimen democrático colapsen.. "Abraham sonrió y dijo:" usted es un gran experto en la ocupación, pero no tienen una idea de lo que está sucediendo en la institución política, y tampoco es consciente del nivel de decadencia al que esta ha llegado".
Más de diez años han pasado, y nadie en Israel puede seguir ignorando el hecho de que el Estado de Israel es de hecho un país corrupto. El ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, el Ministro de Finanzas Abraham Hirschzon, Ministro del Interior Ariyeh Deri y ahora los cargos contra el viceprimer ministro y ministro de Relaciones Exteriores. A esto hay que añadir un presidente que fue declarado culpable de cargo de violación y acoso sexual, y un viceprimer ministro que fue juzgado por acoso sexual.
Según informes de la prensa, las sospechas contra Ivet Liberman son inclusive más graves que todo lo que hemos conocido hasta la fecha, aunque todavía es demasiado pronto para saber si los cargos serán presionados, porque Lieberman, al igual que los hombres de la mafia de los Estados Unidos, es un experto en la explotación (y creación) de "ambigüedades" dentro de la ley, y es así como se las arregló para estirar su investigación durante más de cinco años.
El estado de Israel necesita una doble revolución: en primer lugar, una revolución democrática, anti-colonial en la que los ciudadanos palestinos, sin duda, juegan un papel primordial. Esta revolución no sólo debe poner fin a la ocupación colonial de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, sino que debe producir un cambio estructural que lleve a la transformación del estado de Israel como estado judío a un estado democrático para todos sus ciudadanos.
En segundo lugar, una revolución social que priorice a los trabajadores en lugar de los capitalistas, que tienen un absoluto desprecio por la ley, como si todavía viviéramos en un sistema feudal. El estado de bienestar fue destruido por Benjamín Netanyahu cuando era Ministro de Hacienda y ahora, como primer ministro, ha transformado a Israel en un estado de piratas, al cual utiliza como una herramienta para su enriquecimiento personal a niveles desconocidos.
El Instituto Nacional de Seguros de Israel, acaba de publicar datos sobre el grado de pobreza en Israel, que supera incluso la de los Estados Unidos, y ni qué hablar de los países europeos.
Cuanto más se enriquece Israel -hoy se encuentra entre los países occidentales más ricos -, la mayoría del público se empobrecen. Más del 30% de los niños en Israel vive por debajo del nivel de pobreza. Mientras que los grupos corruptos cuentan sus miles de millones, lavan dinero en todo el mundo y viven en un lujo escandaloso, miles de niños en la periferia geográfica y social comen carne sólo una vez a la semana, y estamos hablando de un estado tan rico como España o Italia.
Hace varios años el veterano periodista Arieh Avnery escribió un libro titulado "Gritos de un país corrupto". Eso fue el grito del "antiguo Israel" por la transformación de Israel en una república bananera en la que el capital y el Estado se han convertido en una sola cosa y sólo sirven a los intereses privados de los capitalistas, que perciben al Estado como un instrumento cuyo único propósito es ayudarles en el aumento de su propiedad. Desde entonces, la situación es aún peor. En sus comienzos, el Estado de Israel fue un instrumento para desposeer a los palestinos de su país. Hoy en día se ha convertido en una herramienta capitalista para robar también a los ciudadanos judíos.
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